VENTANA POLÍTICA

La voz y el voto

El primer debate presidencial resultó anticlimático porque nadie salió noqueado(a) ni en hombros

OPINIÓN

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Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El primer debate presidencial resultó anticlimático porque nadie salió noqueado(a) ni en hombros. La nota fue la mala producción del evento, desde la escenografía psicodélica hasta un cronómetro defectuoso. Poca sustancia como para mover las preferencias del segmento de indecisos que aún no define voto. Así son los debates en condiciones electorales normales.

Pero no estamos en una coyuntura política normal. Ni en México ni en el mundo. Los conflictos en Europa y Medio Oriente tienen el potencial de convertirse en guerras nucleares. La rivalidad comercial entre Estados Unidos y China aumentará en los próximos años. 

Y Estados Unidos, nuestro vecino y principal socio comercial, se encuentra inmerso en una profunda crisis de identidad atizada por dos asuntos que involucran a nuestro país: migración y fentanilo. En este contexto, es altamente probable que vuelva a la presidencia un Donald Trump con ánimos de revancha. 

En el ámbito nacional el cierre de sexenio está marcado por la erosión institucional, la radicalización política y la violencia. Vamos a la elección más grande de nuestra historia con un INE debilitado y un Tribunal federal incompleto. Persiste la injerencia presidencial cotidiana y las agresiones a medios y prensa.

En el Congreso, la mayoría de Morena apura nuevos cambios legales con tufo de inconstitucionalidad. En las últimas horas han votado proyectos para confiscar recursos de las Afores, limitar a los jueces para otorgar suspensiones en amparos contra obras públicas, y otorgar facultad discrecional al Ejecutivo para conceder amnistía a reos de cualquier delito.

De pasada, despidieron al auditor incómodo que denunció el exorbitante costo de la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Todo esto aderezado con el fantasma del golpe de estado blando, la amenaza de soltar a los tigres y la violencia política desatada con 36 candidatos asesinados.

Ante este escenario, nos quedan dos recursos. En primer lugar, la voz. La de los científicos, académicos, universidades, centros de pensamiento y organismos de sociedad civil. La de los ciudadanos que hemos salido a las calles a defender al INE y a la Suprema Corte de Justicia.

En segundo lugar, el voto. La participación masiva que se traduzca en equilibrios en el Congreso y poderes locales. La elección de 2018 rompió con dos décadas de gobiernos divididos que no fueron la panacea, pero obligaron a la concertación política e introdujeron contrapesos.

La ciudadanía corrigió el rumbo en 2021 cuando la oposición, incluido MC, obtuvo más votos que Morena. Volver ahora al “carro completo” sería retroceder a las épocas de la presidencia imperial.

Más allá de debates y campañas, no perdamos el foco. Lograr un país con libertades, estado de derecho e instituciones, por imperfectas que sean, donde quepamos todas y todos. Para esto, las únicas armas que nos quedan son la voz y el voto. No las perdamos.

POR VERÓNICA ORTIZ

COLABORADORA

@VERONICAORTIZO

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