DEFINICIONES

Agua, mentiras e irresponsabilidad

Ahora no sólo hay una crisis por agua contaminada. Hay otra por mentiras acumuladas y negligencia

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El agua está contaminada. No hay duda. Como tampoco hay duda de que en el Gobierno de CDMX se buscó ocultar el hecho y con ello se puso en riesgo a cientos de vecinos de al menos nueve colonias de la alcaldía Benito Juárez, que recibieron agua contaminada durante casi dos semanas sin información clara, precisa, transparente y útil, a la que tienen derecho.

El gobierno de Martí Batres por acción u omisión —o ambas— falló. O engañó deliberadamente, o mintió por ignorancia. En cualquier caso, hay responsabilidad.

Desde finales de marzo, el domingo 31, decenas de vecinos comenzaron a alertar sobre un extraño olor en el agua que recibían al abrir la llave en sus hogares, sobre todo en las colonias Nochebuena, Nonoalco y Del Valle. Al otro día, sin mayor investigación ni evidencia, con ligereza, el Sistema de Aguas de CDMX (Sacmex) aseguró que no había contaminación.

Un día después, el 2 de abril, Sacmex emitió un comunicado desestimando riesgos y afirmando, nuevamente, que no había riesgos. Es más, culparon del mal olor en el agua a las cisternas sucias. Mintieron. Y con la mentira pusieron en peligro a cientos, quizá miles, de familias.   

“En respuesta a los distintos reportes ciudadanos en torno a la supuesta mala calidad del agua en algunas colonias de la alcaldía Benito Juárez, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México informa (…) el agua que se suministra es de buena calidad, apta para el uso y consumo humano”, señaló. 

Le dijeron a la gente que el agua que olía a combustible y tenía partículas extrañas era “apta para el uso y consumo humano”. 

“No se encontraron evidencias de que el agua esté contaminada (…) se descarta presencia de cualquier presencia de hidrocarburos, solventes, compuestos orgánicos volátiles y cualquier otro componente volátil o explosivo que representen riesgo para la salud de la población”, se lee en el mismo boletín.

Ante lo evidente y las presiones, días más tarde Batres debió reconocer que el agua estaba contaminada. El olor, lo hemos podido comprobar, es a gasolina, y el líquido tiene partículas suspendidas. 

Más mentiras: “el agua que se distribuye a través de la red no contiene olor alguno, lo que sí ocurre cuando las muestras son tomadas de cisternas o tinacos”, remató el comunicado del 2 de abril. 

No sólo dieron información falsa, sino que se buscó trasladar la responsabilidad a los vecinos por el mal almacenamiento de agua. 

Desde las primeras denuncias el agua estuvo contaminada. Transcurrieron demasiados días sin información clara y precisa. Ahora no sólo hay una crisis por agua contaminada. Hoy otra por mentiras acumuladas. En los temas de salud pública no se puede improvisar, tampoco hacer cálculo político.

Si lo sucedido no es negligencia, ¿entonces qué es? 

Los vecinos tienen todo el derecho a exigir información, transparencia y consecuencias. ¿Cómo confiar en la palabra del Gobierno de CDMX? ¿Por qué, tras tantos yerros e información falsa, habrían de creer en la autoridad?

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM     

@MLOPEZSANMARTIN

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