PENSANDO EN BEISBOL

La casi pandemia del beisbol

Lo que está sucediendo en estos momentos es que oootra vez tenemos una casuística en cuanto a inminentes operaciones para reparar el ligamento del codo para varios varios lanzadores ya de nivel firme en Grandes Ligas

OPINIÓN

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Alejandro Aguerrebere / Pensando en béisbol / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Todo parece alegría y diversión con el inicio de una nueva temporada de las Grandes Ligas del beisbol.

Los estadios llenos, el colorido, la expectativa… y vaya nivel de juego para ser el big show el cual esperábamos viendo la ventana con el frío invernal.

Por supuesto que no pueden faltar las jugadas polémicas, el ampayeo cuestionado, algunos equipos iniciando lento o de plano mal en cuanto a las expectativas, pero el juego ya es el juego y es el calendario regular “llenador” de buenos lances de aquí a finales de octubre –probablemente– inicios de noviembre

Aquí viene lo sustancioso: para que este espectáculo funcione como tal y con el atractivo por el cual se pagan esos costosos boletos, se requiere un pitcheo de élite, por algo le llaman “Su Majestad” y ni siquiera los 30 equipos de Las Mayores pueden presumir tenerlo sin huecos.

Si falta buena serpentina tenemos un sórdido duelo donde podemos irnos a un marcador de arriba de 8-10 carreras por lado y ahí sí podremos entrar a la discusión de si un 15-12 puede ser un marcador final con espectáculo atractivo.

Lo que está sucediendo en estos momentos es que oootra vez tenemos una casuística en cuanto a inminentes operaciones para reparar el ligamento del codo para varios varios lanzadores ya de nivel firme en Grandes Ligas; así vuelve una discusión la cual parece tan cíclica como un bumerang pegando una y otra vez en la mente de los altos dirigentes de MLB.

Ya se hablaba de si el reloj de juego ha estado afectando el rendimiento y la salud, o la ejecución misma de los lanzadores en este máximo nivel el cual -sobra decir- la exigencia es a tope, nos contaba ya hace rato el querido amigo y colega César Procel sobre la plática con el látigo mexicano José Urquidy comentando ese tema como algo que se avizoraba como un riesgo…

Ahora culpan los lanzadores en general al reloj de juego, el Sindicato de peloteros de las Grandes Ligas (MLBPA) saca un comunicado al respecto: quizá con razón en cuanto a la (nueva y aún mayor) reducción establecida en octubre pasado con las consecuencias visibles.

Aquí la mecánica es muy simple y se sabe no la ha mencionado nada más el compatriota Urquidy, sino varios más: al parecer no está dando tiempo –con esos segundos entre pichadas– para que el brazo se recupere del esfuerzo en lanzar la pelota a esas velocidades arriba de 90 mph.

Esto nos lleva a varios puntos, el primero: ¿usted ha lanzado con todas sus fuerzas una piedra al río? Sí, sí se siente el “jalón” en el brazo (Dios quiera no se haya lesionado nadie) y es justamente lo que siente un lanzador, aun con toda su preparación.

Aquí lo que también vale la pena preguntarse es ¿en verdad los equipos ligamayoristas están haciendo lo conducente para reducir las lesiones que llevan al quirófano a sus serpentineros? Lo decimos porque la casuística sigue y desde muy chavales se están operando del codo, a veces sin siquiera realmente necesitarlo, para llegar ya “tuneados” a pelear por un lugar en el mejor beisbol.

¿Qué se estaría yendo al palo de entre la salud o los tiempos de juego?

POR ALEJANDRO AGUERREBERE

COLABORADOR

MAAZ