LA ENCERRONA

Interés en las relaciones exteriores

“El presidente Noboa se equivocó, al tomar una decisión que no solo rompe con todo lo establecido por las convenciones internacionales, sino que implica el desconocimiento de la realidad de su pueblo [...]” Raquel Serur

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El actual gobierno mexicano no se ha caracterizado por una gran actividad en las Relaciones Exteriores, para López Obrador “la mejor política exterior es la política interior”, ha comentado en varias ocasiones. Sin embargo, durante esta administración se han suscitado hechos polémicos en las relaciones internacionales del país.

Basta recordar toda la movilización para asilar al ex presidente Evo Morales; el reparto de vacunas a Bolivia, Belice, Paraguay y Argentina cuando aún no teníamos satisfecha la demanda interna; pelear y después pausar relaciones con España; recibir y honrar a Díaz-Canel, presidente de una presunta dictadura; ahora la ruptura de relaciones diplomáticas con Ecuador.

Es decir, aunque se repita desde Palacio Nacional que no le interesan las relaciones internacionales, en los hechos hemos trabajado por fortalecer ciertas relaciones con gobierno de un corte ideológico más que con otros.

En estos cinco años de gobierno, México ha tenido una fuerte presencia en sudamérica con gobiernos que coinciden con el pensamiento de López Obrador y su movimiento, con los que no coinciden se involucrado en peleas desde el atril de Palacio en contra, por citar algunos ejemplos, con Javier Milei, presidente argentino y con Dina Boluarte, presidenta del Perú. También lo había hecho ya con Daniel Noboa, presidente de Ecuador.

Sin embargo, el conflicto diplomático con Ecuador es distinto. México, con la visión actual, otorgó asilo a Jorge Glas, vicepresidente con Rafael Correa (ex presidente quien fuera parte de esta ola de izquierdización latinoamericana), a quien internamente se le acusa de peculado e incluso de organización delictiva y que para brindar protección se le considera, por parte del país receptor, México, como perseguido político.

Cuestiones de interpretación jurídica y, sobre todo, de mostrar pruebas, mismas que las autoridades ecuatorianas no han presentado, por lo que el gobierno mexicano actuó conforme al derecho internacional.

En este sentido, el gobierno de Daniel Noboa incurrió en faltas graves, haciendo a un lado el precepto de inviolabilidad de las embajadas, consagrado desde 1961 en la Convención de Viena respecto a las Relaciones Diplomáticas, el cual dice a la letra que cualquier agente del Estado receptor (Ecuador) tiene estrictamente prohibido ingresar a las embajadas del Estado emisor (México) sin el consentimiento previo.

Cuestión que claramente quedó explícita el mismo 5 de abril, horas antes de la irrupción violatoria. Asimismo, el Estado ecuatoriano no tomó en cuenta (o no quiso) el derecho de asilo, el cual se contempla en la Convención sobre Asilo Diplomático signado internacionalmente en 1954.

Las imágenes de Quito le dieron la vuelta al mundo y los señalamientos de la ONU, naciones latinoamericanas, canadienses, estadounidenses, de la Unión Europea no se hicieron esperar reprobando el hecho. Bukele sigue guardando silencio. López Obrador tiene razón en cuanto a que la política exterior debe obedecer los objetivos de la política interior, y Noboa lo tomó al pie de la letra.

Con esto busca conseguir aprobación interna ante un Ecuador que vive en conflicto multidimensional, pero le va a ocasionar ingobernabilidad desde la Asamblea Nacional y al exterior lo aísla regionalmente. La percepción internacional es que nuestro país es la víctima por la irrupción a la embajada y por considerar a nuestro cuerpo diplomático como “non grato” y avanza en la consolidación en su objetivo regional.

POR ADRIANA SARUR

COLABORADORA

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM     

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