COLUMNA INVITADA

Balance del debate presidencial

No puedo dejar de anotar en este texto que la candidata de la oposición falló en aprovechar

OPINIÓN

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José Narro Céspedes / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No puedo dejar de anotar en este texto que la candidata de la oposición falló en aprovechar el debate que tuvieron las tres personas que contienden por la Presidencia de la República. Más allá de su accidental pero simbólico fallo al mostrar el escudo mexicano al revés, lo cierto es que Xóchitl Gálvez desaprovechó cada una de sus participaciones.

En lugar de acertar a proponer, de cara a la ciudadanía, política pública viable y asertiva, la compañera de Alito Moreno y Marko Cortés prefirió la vía fácil.

Entre insultos personales y descalificaciones que fueron rápidamente desmentidas por los internautas, Gálvez gastó su tiempo. El
momento que mejor ilustra este hecho fue cuando la moderadora, Denise Maerker tuvo que recordarle a la candidata del PAN que debía contestar a una pregunta de la audiencia, pues usó su participación para insultar a Claudia Sheinbaum.

Álvarez Máynez osciló entre las mismas actitudes de Gálvez, y la búsqueda fallida de diferenciarse como el candidato de la “nueva política”.

Lo cierto es que terminó enredado en dimes y diretes con el segundo lugar, que tuvo que gastar parte de su tiempo en defenderse del candidato del partido naranja. Algunas ocurrencias, como coreografiar una frase en lenguaje de señas, le hicieron ganar la nota en las redes, que lo volvieron un meme, pero también le granjeó que algunos miembros del electorado le restaran seriedad a su concepto de él.

Como la mayoría de las encuestas al electorado señalan, la amplia ganadora del debate fue la candidata de la coalición obradorista. Claudia Sheinbaum aprovechó su bolsa de tiempo para, en lugar de enredarse en la feroz batalla que Gálvez y Máynez llevaban a cabo por el segundo lugar, proponer la implementación de experiencias de política pública y gobierno que ya fueron exitosas en su administración de la Ciudad de México.

El formato y la seriedad de la puntera, ciertamente, no permitieron que el primer debate presidencial tuviera ese elemento de espectacularidad que a algunos en el electorado nos gusta. No hubieron confrontaciones físicas, como por ejemplo la famosa frase “voy a cuidar mi cartera” con la que Andrés Manuel desarmó al entonces candidato Ricardo Anaya. Claudia Sheinbaum no cayó en provocaciones, y no tenía motivos para hacerlo.

Su ventaja, más amplia incluso que la de López Obrador en 2018 (al menos en términos porcentuales), era suficiente para que, además de que ella sí cuenta con una plataforma ideológica y de política pública, Sheinbaum no viera incentivos para “subirse al ring” con ninguna de las otras candidaturas.

La candidata de Morena-PT-PVEM resaltó las condecoraciones y reconocimientos que diversos organismos internacionales le dieron a su gobierno por la política pública que llevó a cabo durante su administración al frente de la Ciudad de México entre 2018 y 2023. Sus contrincantes se envolvieron en una guerra de mutuas descalificaciones, y buscaron provocar sin éxito a la puntera para caer en la lógica del lodo.

Indudablemente el debate sirvió como una plataforma para que el conocimiento real de las propuestas y el perfil de Claudia Sheinbaum se ampliara entre la población mexicana, y sobre todo, se contrastara con la falta de seriedad de la oposición.

POR JOSÉ NARRO CÉSPEDES
COLABORADOR
@NARROJOSE

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