PORTAZO

Las puertas rotas y el esperpento

No pretende esta columna derechos de autor porque portazos ha habido siempre

OPINIÓN

·
Rafael Cardona / Portazo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

No pretende esta columna derechos de autor porque portazos ha habido siempre y quizá durante muchos años, pero para el registro de estudiosos y sociólogos ociosos, el ariete de esta semana contra un portón lateral del Palacio Nacional queda como uno de los más célebres de muchos años.

A unas cuantas calles del Zócalo (en San Ildefonso) donde los vandálicos “estudiantes” de la Normal Rural de Ayotzinapa le restregaron al señor Presidente —de manera contundente—  las consecuencias de su desatención y su negligencia, hace algunos años otra puerta de nobilísima historia también fue derribada, pero en aquella ocasión, por un  bazucazo militar, lo cual anticipó cómo iba a terminar el movimiento  de 1968.

Es cosa extraña en este país de las cosas raras: en aquel tiempo el gobierno utilizó la artillería contra la puerta de una escuela (ENP-UNAM); hoy los estudiantes de otra escuela (NRIB) le tiran el maderamen al Palacio Nacional con todo y el aparentemente impasible inquilino dentro.

ESPERPENTO

Ignorante de la urbanidad, Epigmenio Ibarra le llamó esperpento (esperpenta, habrían dicho ayer) a Xóchitl Gálvez. Su jefe le decía chachalaca al Presidente de la República. Todo se copia y repite.

El esperpento es un género literario entre lo absurdo y lo grotesco. Como “Luces de Bohemia” de Valle Inclán:

“…La palmatoria pringosa, tiembla en la mano del fantoche. Camina sin ruido, con andar entrapado.

“La mano, calzada con mitón negro pasea la luz por los estantes de libros. Media cara en reflejo y media en sombra. Parece que la nariz se le dobla sobre una oreja. El loro ha puesto el pico bajo el ala. Un retén de polizontes pasa con un hombre maniatado. Sale alborotando el barrio un chico pelón montado en una caña, con una bandera.

“La Muerte, una carantoña ensabanada que enseña los dientes: El Infierno, un calderón de aceite albando donde los pecadores se achicharran como boquerones: El Cielo una kermés sin obscenidades, a donde, con permiso del párroco, pueden asistir las Hijas de María.

“Este pueblo miserable, transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas costureras (IV-T). Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere…

Eso hace Ibarra, altera los conceptos.  Sigamos:

“…Rimeros de libros hacen escombro y cubren las paredes. Empapelan los cuatro vidrios de una puerta, cuatro cromos espeluznantes de un novelón por entregas. En la cueva hacen tertulia, el gato, el loro, el can y el librero.

“Zaratustra, abichado y giboso —la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente— promueve con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna…”

Pero en campaña todo se aprovecha y todo se vale (dicen).

POR RAFAEL CARDONA

COLABORADOR

@CARDONARAFAEL

MAAZ