COLUMNA INVITADA

Recuperar la voluntad

En la vida cotidiana desaparecen los deseos nocturnos, se impone la necesidad que no piensa, ya que está atareada en saciar los apetitos

OPINIÓN

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Luis Ignacio Sáinz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Al ateniense le asiste la razón, sucumbimos ante la realidad, no la entendemos; es más, la ignoramos. Triste pero cierto, única y exclusivamente somos dominantes en la no-conciencia, en el viaje delirante del abandonarse al dormir. De regreso a la vigilia se evaporan nuestras ideas, esas ilusiones paridas por la noche en los juegos de ingenio de Morfeo, quien nos convidara secretos del Olimpo desafiando la autoridad de Zeus, patriarca feroz, despótico, irascible, quien al enterarse de tales insidias lo fulmina con un rayo. El diálogo “Político” cierra un ciclo sobre el poder ético y el buen gobierno, lo preceden los debates del “Parménides”, el “Teeteto” y el “Sofista”. 

En la vida cotidiana desaparecen los deseos nocturnos, se impone la necesidad que no piensa, ya que está atareada en saciar los apetitos. Así las cosas, dejamos de ser ciudadanos para convertirnos en seres demandantes de bienes y servicios, que venden sus conciencias al mejor postor en la modalidad de subsidios, becas, apoyos. ¿Para qué ser críticos al ejercer nuestra libertad de pensamiento y correr los riesgos de la independencia, si podemos contentarnos con las limosnas que el poder público entrega como si dichos recursos le pertenecieran? Instalarse en el limbo, dejar de aspirar a algo mejor y entregarse a la molicie del mantenido por el erario a cambio de no pensar. ¿Con semejante material humano defenderemos la democracia que existe ojerosa y pintada, a medias, contrahecha, víctima de abuso y móvil de la indiferencia colectiva?

La aparente polarización del debate político nos hunde en la brecha entre el pasado y el futuro. Lo que significa que en el mejor de los escenarios podemos elegir entre opciones exhaustas, incapaces de cumplir los cuernos de la abundancia y la justicia que prometen, no lo han hecho antes y no tienen porqué hacerlo ahora. Alternativas de utilería, falsas, no tan diferentes en el fondo, ambas excluyentes y fundamentalistas. Sin embargo, la capacidad de optar no equivale al ejercicio de la voluntad, virtud quintaesencial de la libertad. No escarmentamos, pues pronunciarse por uno de los males de la (real) ecuación electoral, no hace del proceso uno racional y socialmente útil, sigue siendo un espejismo de bien.

La disputa por el presente está vacía de contenido: manifiesta la renuncia al hacer en favor del creer. El eterno presente que se refleja en el espejo como eternidad debería de lanzarnos a rescatar nuestro patrimonio, la cosa pública, secuestrada en manos de unos cuantos. Irrelevantes resultan las siglas: PRI, PAN, PRD, MORENA, y la caterva de partidos satélites, lo mismo da, viven y están hechos de la ocasión, justo como el ladrón. “Hic et nunc”, aquí y ahora, deberíamos demoler la algazara de los incautos y los manipuladores. Y no perder de vista que, como dicta la sentencia de Lao-Tse en el Tao Te Ching (siglo VI a. C.): “Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estás viviendo en el presente”.

Superemos las diatribas y las injurias, con humildad volvamos a pensar, para asumir la corresponsabilidad en el destino común, el único existente por más que nos intenten engañar a diestra y a siniestra, a través de nuestra voluntad ética y política. Y será este concepto acción la llave maestra de nuestra plena liberación: “Intellectus (...) est causa subserviens voluntatis”: "El entendimiento (...) es la causa subordinada de la voluntad", en la magistral acepción del franciscano escocés Duns Scoto (1265/66-1308), el Doctor sutil. 

POR LUIS IGNACIO SÁINZ

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