COLUMNA INVITADA

Olvidaré tu nombre

Nos damos cuenta de que el amor no es una garantía de permanencia, sino una experiencia transitoria

OPINIÓN

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Mónica Salmón / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El ser humano no puede vivir sin el reconocimiento de los demás. Por eso, me da vértigo y una náusea terrible al ver los grupos de "apoyo emocional" que incrementan el individualismo.

El culto a la idolatría del narcisismo, primero yo, después yo, al último yo, no es más que un terrible y pobre engaño que le hacen a la psique.

Es cierto que la vida parece llevar un ritmo implacable, y muchos individuos están dispuestos a recurrir a cualquier antídoto, sin importar el precio, para apaciguar la angustia en la que viven.

Lamentablemente, he escuchado a parejas atribuir la culpa de sus desilusiones al universo, en lugar de asumir la responsabilidad de sus propios actos.

Esta falta de responsabilidad personal parece estar en constante aumento. Las redes sociales dictan las pautas de la felicidad y queremos mirar la vida de los otros sin realmente entrar en ella.

Hay un sentimiento y una emoción que nos acompaña desde que llegamos al mundo, es la necesidad del otro. Sin el cuidado y la mirada del otro, nadie de nosotros estaría aquí. Sin el otro, todos hace mucho hubiésemos muerto.

De nada sirve que gasten unas fortunas de dinero en sus grupos de apoyo, sino nos comenzamos a reconocer que para nuestra supervivencia necesito de los otros.

Es el amor el que siempre nos llevará a hacer pausas. Se detiene mi mundo si al que amo no me mira más. Es en el amor donde se atienden mis deseos, mis necesidades, mis anhelos, angustias.

Es el amor el que trata de llenar de besos el pasado roto que llevo por dentro. Que logremos permanecer o convertirnos en alguien especial para la persona que amamos es cosa distinta.

La vida toma sentido cuando amamos, aún sabiendo que hay amores que duelen, amores que enferman, que lastiman, y también hay otros que curan, liberan y sanan.

Amamos desde lo que somos, eso es inevitable, y cuando nos llevan al desamor, es sin duda un camino lleno de espinas, pero es el catalizador de nuestro mundo interno. El amor, al igual que el desamor, nos sucede y nos comenzamos a dar cuenta solo hasta que se siente en el cuerpo.

Ahí se encuentra el desafío de ambos, enfrentar aquello que muchas personas temen: sentir la necesidad del otro, ser vulnerable para el otro, aceptar que el otro me falta. Y después de recorrer el camino del desamor, queremos tocar la puerta del olvido.

Queremos olvidar aquella fragilidad humana que me hizo necesitarlo mañana, tarde y noche. Queremos olvidar que era reconfortante que nos amara, queremos olvidar lo completos que nos sentíamos en sus brazos.

Nos damos cuenta de lo efímera que es la vida, de lo fugaz que pueden ser los momentos de felicidad y conexión con otra persona. Nos cuestionamos el propósito de nuestras relaciones y el significado de amar y ser amado.

En este viaje introspectivo, nos enfrentamos a la realidad de que todos somos seres finitos y que, tarde o temprano, tendremos que enfrentar la pérdida y el desapego.

Nos damos cuenta de que el amor no es una garantía de permanencia, ni un terreno seguro sino una experiencia transitoria que puede llegar a su fin en cualquier momento.

No podemos experimentar el amor plenamente sin aceptar la posibilidad de perderlo.

No sé si se han preguntado alguna vez, ¿Cómo dejar ir a alguien cuando todavía lo amas?

Si lo has hecho, entonces acompáñame a la presentación de mi nueva novela "Olvidaré tu nombre" de la editorial Penguin Random House.

Se llevará a cabo el día miércoles 13 de marzo a las 6:30 p.m. en Un lugar de la Mancha en Polanco. Me acompañarán a presentarla maravillosas mujeres escritoras mexicanas, Mónica Lavin y Mónica Castellanos.

Acompáñanos y entendamos la urgencia del desamor en los corazones humanos, que nos llevará a abrazar la incertidumbre y confiar en el proceso de todos esos amores que terminan.

POR MONICA SALMÓN

PSICÓLOGA Y ESCRITORA

@MONICASALMON

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