COLUMNA INVITADA

Guerra de filtraciones

The New York Times publicó un reportaje sobre supuestos aportes del narco en la campaña de López Obrador en 2018, y como consecuencia y a manera de venganza, dio a conocer el número telefónico de la autora de la investigación

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace unos meses el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a propósito del análisis de la Ley de la Industria Eléctrica, llamó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a ir al fondo del asunto: “No me vengan a mí de que la ley es la ley, no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”.

Hace unos días hizo valer nuevamente su máxima de que no me vengan con el cuento de que la ley es la ley, al revelar el teléfono de una periodista. Ahora alegó que su “autoridad moral” y su derecho a defenderse están por encima de la ley, luego de que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), anunciara una investigación de oficio por la divulgación injustificada de los datos personales de la reportera.

The New York Times publicó un reportaje sobre supuestos aportes del narco en la campaña de López Obrador en 2018, y como consecuencia y a manera de venganza, dio a conocer el número telefónico de la autora de la investigación. Al ser cuestionado al respecto, afirmó que “no fue un error” y que “lo volvería a hacer”.

Ahora resulta que la autoridad moral y política del presidente están por encima de la ley. Desde luego criticará al INAI para no perder la costumbre, aun y cuando el instituto está facultado para iniciar investigaciones de oficio cuando la gravedad y la trascendencia lo ameritan, como es el caso de la divulgación de datos personales de una periodista.

La ley establece que los datos personales no pueden ser divulgados sin el consentimiento expreso del titular, a menos que existan causas extraordinarias contempladas en la ley, como cuestiones de seguridad pública o de salud.

En un verdadero estado de derecho, nadie puede estar por encima de la ley, pero esto al presidente nunca le ha importado. En el caso de la periodista del New York Times, Natalie Kitroeff, hasta ironizó diciendo que cambiara su teléfono.

Es muy grave lo que dice y hace Andrés Manuel López Obrador, ya que bajo su argumento hay ciudadanos de primera a los que no se les aplica la ley, como a él, y a los de segunda que deben cumplir con la Constitución y las normas vigentes.

Sin embargo, y ante el ambiente de crispación que prevalece en el país, declaró que es muy vergonzoso la filtración del número de uno de sus hijos. Su primogénito denunció en su cuenta de X, que no darían un paso atrás en la defensa de la libertad ante tal hecho.

Es condenable la filtración del número de José Ramón López Beltrán, ya que igualmente al caso de la corresponsal del periódico estadounidense, es un acto de invasión a la privacidad, además de una forma ruin y cobarde de venganza.

Es muy triste y penoso de uno y otro bando, que se haya desatado esta filtración ilegal de números telefónicos, ente ellos los de las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, por citar un par de ejemplos.

Una mención especial en este caso merece YouTube, quien bajó el video de la conferencia de prensa del presidente del jueves 22 de febrero, pues infringe las normas mas elementales de toda comunidad, ya que toda persona, independientemente a lo que se dedique, tiene derecho a la privacidad.

Esperemos que vuelvan los tiempos de serenidad y reconciliación entre los mexicanos, famosos por unirnos en las tragedias. Que vuelva con la próxima presidenta de México, los tiempos de un respeto irrestricto al estado de derecho.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO

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