ANÁLISIS

La amenaza de una guerra nuclear

Jugar con la posibilidad de un conflicto nuclear violenta cualquier marco ético o jurídico

OPINIÓN

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Rodrigo Guerra López / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El 26 de febrero, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, afirmó en la cumbre que reunió a 27 líderes y ministros de la Unión Europea y la OTAN que:  “hoy no existe un consenso para enviar de forma oficial, asumida y decidida fuerzas terrestres”, a Ucrania. Sin embargo, a renglón seguido comentó: “Nada debe excluirse. Haremos todo lo necesario para que Rusia no pueda ganar esta guerra”. El presidente francés hizo mención de los recientes ciberataques y campañas de desinformación, y sugirió la idea de un eventual ataque ruso en territorio europeo: “El consenso, el análisis colectivo [entre los participantes de la cumbre] es que de aquí a unos años hay que prepararse para que Rusia ataque a estos países”.

La declaración de Macron se hizo intempestivamente al parecer motivada por el bloqueo de la ayuda a Ucrania en el Congreso de los Estados Unidos y por la posibilidad de que Donald Trump triunfe en las elecciones presidenciales de noviembre. La respuesta de Vladimir Putin, realizada en la Asamblea Federal, fue contundente: “Los oponentes de Rusia deben recordar que nosotros tenemos armas capaces de alcanzar objetivos en su territorio y que lo que plantean asusta al mundo entero. Todo esto amenaza con [desatar] un conflicto con armas nucleares y, por tanto, la destrucción de la civilización”.

Aunque el gobierno francés posteriormente aclaró que sus eventuales “fuerzas terrestres” no entrarían en combate sino que sólo activarían programas de formación  de soldados ucranianos, el planteamiento esencial quedó sobre la mesa: podría abrirse un escenario catastrófico si algún actor comete un error.

El Papa Francisco constantemente ha hecho llamados a favor de una solución diplomática en el escenario ucraniano, y en otros, que hoy se encuentran marcados por la guerra. El 2 de marzo, el Papa se reunió con el Canciller de la República Federal de Alemania, Olaf Scholz, quien también tuvo reunión con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, con el fin de analizar las posibilidades de un cese de hostilidades y la recuperación de la paz. El 3 de marzo, durante el mensaje con motivo del rezo del “Angelus”, Francisco insiste: “el desarme es un deber moral”. “Esto requiere el valor de parte de todos los miembros de la familia de las naciones para pasar del miedo al desarme.”

La sola mención de que existe posibilidad de utilizar armamento nuclear denota una pérdida grave de referentes éticos elementales. No es legítimo en ningún modo la utilización de armas de destrucción masiva que pueden desencadenar una espiral que coloca en riesgo a la sociedad global, tal y como hoy la conocemos.

En las guerras todos resultamos perdedores. La banalización de la vida y de la muerte, muestran en su absurdo, la perversidad de la racionalidad dominante. Existe una verdadera colonización ideológica de la tecnoestructura vigente que invita a simpatizar con la violencia extrema y que desprecia metodológicamente la posibilidad del diálogo, de la reconciliación y de la paz con justicia y dignidad. Es preciso que entre todos, desde las relaciones más elementales, hasta en los grandes espacios de decisión internacional, hagamos resistencia a la fácil tentación de la violencia explícita o encubierta. La vida de todos lo amerita.

POR RODRIGO GUERRA LÓPEZ

SECRETARIO DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA

E-MAIL: RODRIGOGUERRA@MAC.COM 

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