El próximo 28 de julio habrá elecciones presidenciales en Venezuela para el período 2025-2031. Como bien sabemos, la candidata más relevante de la oposición, María Corina Machado, quien obtuvo dos millones de votos en las primarias de su país y logró unificar a la mayoría de los partidos que sueñan con la democracia, fue inhabilitada por obra y gracia de Nicolás Maduro, el dictador venezolano. Desde luego, debido a esta maniobra, Machado no aparecerá en las boletas y no podrá competir como aspirante a la presidencia de su país, cosa que despeja el camino para la reelección, una vez más, del autócrata venezolano.
No se aceptan opositores ni posibles triunfadores en esta contienda amañada, muy parecida a la de Rusia, efectuada recientemente para beneficio de otro dictador: Vladimir Putin. Así están las cosas para la democracia en el mundo y en nuestro continente.
A pesar de tanta adversidad, la oposición venezolana nominó a otra Corina (esta de apellido Yoris), una prestigiada profesora universitaria de 80 años, como reemplazo a su propuesta original. En el colmo de la infamia, esta segunda candidatura tampoco pudo ser registrada, ya que “se le cayó el sistema” a la página del Consejo Nacional Electoral, órgano a modo de la dictadura venezolana, lo que imposibilitó su registro ya que tenía que hacerse a través de este procedimiento.
Al momento de escribir este texto, la Plataforma Unitaria Democrática logró registrar “provisionalmente” a Eduardo González Urrutia, presidente de la directiva del partido político Mesa de Unidad Democrática, como candidato de la oposición. Esta candidatura podría ser sustituida (por eso se dice provisional, término aceptado en las leyes electorales venezolanas) si es que surgiera alguna nueva “sanción administrativa” por parte del oficialismo venezolano que haría que todo el proceso volviera nuevamente a empezar, si es que diera tiempo, de acuerdo con los plazos establecidos. Más aún, cuando hasta el momento se han registrado 13 “candidatos presidenciales” que ayudan a disfrazar de democracia al autoritarismo que se vive en la tierra de Simón Bolívar.
Desde luego, Nicolás Maduro se registró oportunamente y sin el menor problema como candidato presidencial y advirtió que, “con oposición o sin ella” (SIC), habrá elecciones el 28 de julio, después de calificar a sus adversarios políticos como “una derecha maltrecha” llena de “títeres de los intereses extranjeros” (el imperialismo yanqui). Para concluir, como buen sucesor de Chávez, su maestro, dijo que “irá a las elecciones siempre con el pueblo, con el pueblo siempre”, concluyó. ¿Dónde habremos escuchado todo esto?
Putin en Rusia y Erdogan en Turquía, por mencionar solo a dos destacados dictadores populistas, llevan más de 20 años en el poder, y al parecer esas pesadillas van a continuar. Muchas pesadillas más se avecinan en América (ahí está la amenaza del regreso de Trump) o existen ya en nuestro continente: Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otras. La libertad política del mundo entero está en riesgo. No se nos vaya a olvidar. Ya basta de putinadas.
POR TERE VALE
COLABORADORA
@TEREVALEMX
MAAZ