POLÍTICA Y DIPLOMACIA SOSTENIBLE

Al borde del abismo: Détante

En memoria de mi amigo, Gabriel Rosenzweig Pichardo, diplomático mexicano, agudo observador de la política internacional

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La creciente confrontación geopolítica entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, y Rusia, que cuenta con el apoyo político y diplomático de China, tiende a agudizarse. El mundo se está acercando peligrosamente al abismo de una tercera guerra mundial que, por absurdo y contraproducente que parezca, podría involucrar armas nucleares.

En occidente se asume que mostrar cualquier disposición a dialogar y negociar con Rusia y China será interpretado como una fatal debilidad, al estilo Chamberlain frente a Hitler en Munich, en 1938. Las grandes potencias se han olvidado por completo de la diplomacia.

El criminal e imperdonable atentado contra civiles en una sala de conciertos de Moscú, en que perecieron alrededor de 140 personas inocentes, presuntamente cometido por la organización terrorista ISIS-K, nos acerca más a una nueva crisis.

Sin evidencia, el presidente ruso insiste en mencionar a Ucrania. La guerra de desgaste en ese país se alarga sin ningún diálogo entre las partes que pueda llevar a una solución negociada del conflicto. Al contrario, Putin repite que sí está dispuesto a utilizar armas nucleares en Ucrania, al tiempo que presume que sus arsenales son más modernos y eficientes que los de Estados Unidos.

Algunos de sus consejeros más importantes han sostenido que este país no se atreverá a responder con armas nucleares a un ataque nuclear de Rusia a Ucrania. Es alarmante: en los últimos años, ambas naciones han abandonado sus tratados bilaterales para controlar el crecimiento de los arsenales nucleares.

Por otra parte, la absoluta cerrazón de Netanyahu y su coalición de extremistas en el gobierno israelí ha hecho imposible hasta ahora detener la incesante masacre en Gaza. Se han desoído los insistentes llamados del Secretario General de las Naciones Unidas, y del Alto Comisionado de Derechos Humanos, para que se declare un inmediato cese al fuego, que permita proveer de asistencia humanitaria a la población civil que habita ese diminuto y sufrido territorio.

Aunque Biden muestra creciente exasperación, y parecería desear la caída del actual gobierno israelí, hasta ahora ha sido incapaz de detener la ofensiva armada de sus aliados. Lo que está ocurriendo en Gaza pasará a la historia como una de las horas más obscuras en la conciencia de la humanidad.

La cerrazón diplomática de ambas partes se refleja con claridad en la parálisis del Consejo de Seguridad de la ONU. El pasado viernes 22 de marzo, Rusia y China vetaron un proyecto de resolución presentado por Estados Unidos que proponía declarar un inmediato cese al fuego en Gaza. Acusaron a los estadounidenses de “hipocresía” y de tratar de utilizar al Consejo para satisfacer sus propios designios políticos para el Medio Oriente.

La tragedia reside en el hecho de que fue el cuarto proyecto de resolución presentado al Consejo que pedía un inmediato cese al fuego en Gaza, después de que tres propuestas anteriores, presentadas en las últimas semanas en ese órgano, fueron vetadas por Estados Unidos.

Cabe subrayar que esos cuatro proyectos de resolución habían alcanzado una mayoría de votos de los actuales quince miembros del Consejo. No se aprobaron exclusivamente porque Estados Unidos, y ahora China y Rusia, decidieron vetarlos. Lo ocurrido el viernes pasado muestra un abandono total e irresponsable de la diplomacia.

El actual clima de desconfianza y confrontación entre las potencias, sin duda el más grave desde la crisis de los misiles en Cuba en octubre de 1962, no sólo impide la búsqueda de acuerdos y soluciones negociadas. Este tipo de ambiente internacional tiende a incubar errores de percepción e interpretación sobre las intenciones y acciones del adversario.

La chispa de un conflicto de mayor dimensión puede saltar en cualquier momento, o en cualquier otra región del mundo, como podría ser alrededor de Taiwán, o el mar del sur de China. Biden y otros líderes occidentales deberían evitar expresiones de descalificación moral y política personales hacia Putin y Xi Jinping. No hay ninguna indicación de que cualquiera de ellos dejará pronto su cargo.

Le guste o no a los estadounidenses, ambos dirigentes son los actuales líderes de Rusia y China, con quienes Estados Unidos debe alcanzar acuerdos en aras de la paz, la seguridad y la estabilidad internacionales. Ni en los momentos más críticos de la guerra fría, ni en el periodo de la distensión (Détente) de los años setenta, Kennedy, Johnson, Nixon o Kissinger se olvidaron de que Mao Tse Tung, Krushev o Brezhniev eran líderes no democráticos.

Pero sabían que representaban poderes reales y que la URSS, y ahora Rusia, poseían grandes arsenales de armas nucleares. Es urgente que Estados Unidos, China y Rusia, retornen a la diplomacia.

Es fundamental que todas las demás naciones, incluyendo a México, les exijan que detengan su actual escalada de confrontación y cerrazón. No puede ser que el mundo entero sea su rehén. Hay que reavivar el espíritu de la Détente.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS IZQUIERDO

DIPLOMÁTICO DE CARRERA Y PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY
@miguelrcabanas

miguel.ruizcabanas@tec.mx

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