DES... PROPÓSITOS

Reelecciones en potencias mundiales

En 2022 Xi Jinping (70) de China Popular fue reelegido para un tercer mandato

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En 2022 Xi Jinping (70) de China Popular fue reelegido para un tercer mandato como secretario general del Partido Comunista Chino (PCCH), el segundo líder en hacerlo después de Mao Zedong; en marzo de 2023 fue reelecto presidente para un tercer mandato, el primer jefe de Estado chino en hacerlo.

Hace apenas unos días fue reelegido Vladimir Putin (71) para un quinto mandato en Rusia, con lo que se convierte en el gobernante de mayor permanencia en el poder desde los tiempos de Stalin. En noviembre del presente año se llevarán a cabo elecciones para presidente en Estados Unidos, donde los contendientes son Joe Biden (81), que busca una reelección inmediata, y Donald Trump (77), que ya fue presidente en el periodo 2016-2020, contiende por un segundo término a partir de enero de 2025.

Desde los tiempos de Mao, China se ha distinguido por enarbolar la bandera del autoritarismo donde, por definición, el líder del PCCH se adueña de todas las responsabilidades del Estado sin que exista ningún tipo de contrapeso, donde se han suprimido todo tipo de libertades, sojuzgando a la población a someterse a sus criterios y “filosofía política”, so pena de ser reprimidos y encarcelados por el resto de sus vidas, lo que también pudiera tener repercusiones para sus familias.

El sistema de elección, por otra parte, se realiza a través de la participación de los miembros del Comité Central del PCCH con la confirmación de la Asamblea Popular Nacional de China. Naturalmente, todos los electores forman parte de la cofradía del líder, por lo que no existe posibilidad alguna de elegir a nadie más.

En el caso de Rusia, a partir de la llegada de Putin al poder se restableció nuevamente un Estado despótico al más puro estilo del gobierno estalinista, donde todo gira alrededor del presidente sin que tampoco exista ningún tipo de contrapeso.

Aunque a la fecha la autoridad rusa finge llevar a cabo elecciones democráticas cada seis años, dichos eventos son poco más que una pantomima democrática, ya que no se permite algún tipo de liderazgo competitivo. Las recientes y trágicas muertes de Yevegny Prigozin, del Grupo Wagner y, más recientemente, del gran luchador opositor, Alexei Navalni, así lo demuestran.

La última elección se llevó a cabo la semana antepasada, y Putin triunfó con más de 88% de los sufragios, lo que no es más que un reflejo de la opresión y miedo social de la población a alguna represalia que pudiera tomar la FSB, anteriormente KGB, de no votar en favor del dictador.

A diferencia de la forma de elección de los líderes chino y ruso, en EU se lleva a cabo un proceso electoral democrático, altamente transparente, en el que el candidato que logre el mayor número de votos será el que ocupe la silla presidencial por los próximos cuatro años, aunque esta vez ninguno tiene la posibilidad de un periodo adicional, en caso de ganar su reelección.

La que se espera sea una muy peleada elección será el próximo cinco de noviembre y es, sin duda, de gran importancia para el mundo en general. Se enfrentan nuevamente dos candidatos con visiones políticas muy diferentes.

Por una parte, el demócrata Biden, que en su larga carrera se ha distinguido por ser un político moderado, creyente en las alianzas políticas forjadas por sus país durante muchos años, gran defensor de las democracias y del medio ambiente; y, por el partido republicano, D. Trump, quien alienta un populismo ultranacionalista, leyes antiinmigrantes draconianas, poco creyente en las alianzas, simpatizante de Putin y acérrimo enemigo de Xi, con quién siempre mantuvo controversias durante su periodo gubernamental (2017-2021).

La gran interrogante hoy en día, no sólo para los estadounidenses, sino para el mundo en general, es quién ganará la elección, pues de ello depende que se mantengan los frágiles equilibrios internacionales actuales, o bien, que se generen cambios impredecibles para la geopolítica mundial. 

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA POLÍTICO

MAAZ