Los estereotipos de género se arraigan en las mentes de las niñas desde los cuatro años, a los cinco ya empiezan a desarrollarse pensamientos limitantes, como la creencia de ser menos inteligentes que los niños, ideas que entre los 12 o 13 años se transforman en decisiones que afectan su participación en áreas como las ciencias, las matemáticas y la tecnología, que a su vez se traduce en una menor representación laboral de las mujeres en estas disciplinas.
De acuerdo con las cifras del IMCO 2022, en México sólo tres de cada 10 mujeres eligieron una carrera profesional relacionada a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Si bien, en los últimos años ha incrementado la participación de la mujer un 4% en estas áreas, a este ritmo de crecimiento tomará 37 años lograr la igualdad de género en este ámbito.
¿Dónde está el principal problema de esta brecha? En casa, en la mayoría de los hogares mexicanos las niñas y adolescentes no tienen acceso a sus derechos. No existen cifras claras sobre la violencia que se ejerce de manera específica hacia esta población.
Se sabe que seis de cada 10 niñas y niños entre uno a 14 años han experimentado algún tipo de disciplina violenta o maltrato en su entorno familiar, que cada año 5.4 millones de niños, niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual, que 150 mil sufren algún tipo de explotación laboral, comercial o sexual. Lo que sí es un hecho es que la población más afectada por estos diferentes tipos de violencia son niñas y adolescentes.
Una sola niña en México en su casa es agredida de manera física, psicológica y sexual, al punto que pueden considerar que están mejor en las calles. Casos como estos son atendidos por la fundación Ayuda y Solidaridad con las Niñas IAP, que desde hace 30 años se encarga de restituir los derechos de niñas, adolescentes y jóvenes que han experimentado más de un riesgo social.
Su metodología de atención consiste en detectar en cada niña y adolescete las vulnerabilidades que han sufrido, la manera que ha impactado su desarrollo físico, mental y emocional para brindarles el soporte, así como las herramientas para ponerlas al día de las habilidades que tendrían que tener de acuerdo a la etapa de crecimiento en la que se encuentran que no corresponde con su edad biológica, pues debido a los entornos de violencia y abandono donde nacieron presentan rezagos emocionales, pedagógicos incluso psicomotrices.
En 30 años han ayudado a mil 200 niñas, adolescentes y mujeres de entre cuatro y 23 años, pues consideran que a los 18 años es muy difícil que se puedan convertir en personas autónomas.
Algunos de los testimonios sobre la labor de Ayuda y Solidaridad con las Niñas IAP son increíbles. Una de sus egresadas menciona que fue lo mejor que le pudo haber pasado. Asegura que, de no haber estado en la fundación, hoy seguiría en las calles con muchos hijos e hijas; en cambio, ahora es ingeniera en procesos.
POR DULCE GALINDO VILLA
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