COLUMNA INVITADA

El costo financiero de la retórica vacía: las promesas de campaña

Centrémonos en las candidatas, ya que Maynez es una pobre interpretación de un aspirante a la presidencia, una estrategia del presidente para quitarle votos a la oposición

OPINIÓN

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José Lafontaine Hamui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mi maestro de Derecho Procesal Civil siempre repetía: “Señores, prometer no empobrece, dar es lo que mata”. Al analizar las promesas de campaña, no puedo evitar recordar sus palabras. Las promesas de las candidatas son en realidad publicidad engañosa. ofrecen soluciones mágicas a problemas arraigados. Desde la renta básica hasta los subsidios para la vivienda. Sin embargo, en este despliegue de promesas y propuestas, hay un detalle crucial que pasan por alto: ¿Cómo pagarán por todas esas promesas? ¿De dónde sacarán el dinero? Si el presidente saliente dilapidó los recursos en proyectos faraónicos y con la corrupción y opacidad con la que se han manejado las finanzas públicas? Ni el nearshoring ni las remesas son suficientes para cubrir el gasto.

Centrémonos en las candidatas, ya que Maynez es una pobre interpretación de un aspirante a la presidencia, una estrategia del presidente para quitarle votos a la oposición. Estas aparentemente educadas y estudiadas aspirantes compiten ferozmente por conquistar votos con sus ofertas, pero la pregunta sobre el costo real de estas medidas y quién asumirá la carga financiera, eso se lo dejan a la realidad, que no llega, y sin ruta y método, jamás llegará. La candidata presidencial de Morena quiere fijar un límite en el pago de la renta para los más vulnerables, y la opositora promete subsidios para la adquisición y autoconstrucción de viviendas, ninguna de ellas especifica dice como pagarán por ello, o bien, cómo financiarán estas ilusiones.

Sheinbaum propone extender un programa de becas educativas a nivel nacional, pero el monto, sin siquiera dejar velado el como. Xóchitl Gálvez habla de impulsar la educación de tiempo completo, omitiendo es pequello detalle del costo y como lo pagará. Hacen alardes de generosidad fiscal, desde la reducción de la edad para recibir pensiones hasta programas de apoyo financiero para jóvenes. ¿Y las finanzas públicas? ¿Y la salud financiera? Y el ¿Cómo?

Hoy hacen campaña desde el gobierno, pretendiendo recortar la jornada laboral, aumentar al doble el aguinaldo; un ejemplo: el salario mínimo aumentó a $7,467.90 en 2024 de manera absolutamentte irresponsable. Intentan disminuir la edad para pensionarse; a sabiendas que con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) actual, no alcanza para cubrir el pago de pensiones. Prometer no empobrece, dar es lo que mata.  

La ausencia del ¿Cómo? en el debate electoral es preocupante. Mientras las candidatas compiten por quién ofrece más, no abordan la cruda realidad fiscal que enfrenta el país. Entiendo perfectamente que hablar de aumentar impuestos no es popular. Sin embargo, prometer omitiendolo es una falta de respeto a la responsabilidad fiscal y a la transparencia con el electorado, al que tratan como un ignorante colectivo.

Las finanzas públicas están bajo presión y la deuda alcanza niveles alarmantes, las candidatas deben abandonar la retórica vacía y su sonsonete ridículo (las dos) y aborden de manera honesta y directa la cuestión de cómo financiarán sus promesas. La ceguera fiscal amenaza la estabilidad económica del país. Es momento de que las candidatas abran los ojos a la realidad financiera (si es que no la conocen ya) y ofrezcan respuestas claras y concretas sobre cómo pagarán por sus promesas electorales.

En un escenario donde las promesas electorales son la norma, no debemos dejar de preguntarles sobre el costo financiero y la viabilidad su implementación. México necesita soluciones reales a problemas reales, no solo propuestas atractivas y populistas. No se trata de ofrecer chiles en nogada gratis en septiembre y pavos navideños; se trata de abordar la escasez de agua, el crimen, la falta de medicinas, las miles de negligencias médicas, la corrupción y cómo sanar el tejido social. Prometer no es suficiente, como lo demostró el presidente actual, que lleva seis años en el cargo prometiendo y no cumpliendo.

Prometer lo que saben no se cumplirá es un engaño, es un tipo de fraude, es aprovecharse del error del ciudadano para obtner un lucro indebido, en este caso un voto. Ejemplifiquemos lo que hace una promesa incumplida. Como lo señala trájicamente Peniley Ramírez.  “En Oaxaca, la gente arma rifas para comprar papel y detergente para su único centro de salud. En el hospital de Xoco, en la Ciudad de México, las enfermeras calculan las dosis de insulina para pacientes con diabetes porque no tienen jeringas adecuadas. Algunas mujeres arman grupos de Facebook para alertar dónde pueden "cazar" vacunas para sus bebés. Y las enfermeras viajan hasta 10 horas a comunidades alejadas para aplicarlas,
ancianos esperan tres meses para que las operen. “Estos son algunos rostros de una tragedia mayúscula que ha ocurrido en México, la tragedia de los recortes a la salud.” El Presidente, el gran prometedor dijo desde el inicio del sexenio que tendríamos los servicios de salud de Dinamarca, lo dijo 39 veces.¿Nos convertimos en Dinamarca? ¿Cumplió su promesa? Claro que no. Mas bien recortó el presupuesto de salud, compró tarde y mal. Terminó gastando más que Peña Nieto y dando un peor servicio.  De ahí la responsabilidad requerida al prometer, esta debe ser considerada una deuda moral y de honor, si es que existen todavía en la gestión de gobierno y política.

Un buen principio rector es decir abiertamente y con una visión clara y realista: Cómo se financiarán y ejecutarán estas promesas.  Decir con inteligencia cómo resolverán los problemas que su antecesor deja, que son muchos y muy graves en todas las áreas de la vida pública. Es momento que las candidatas dejen de faltarle el respeto a quien se deben y a quienes deben sus cargos; a los ciudadanos mexicanos y al país al que sirven.

POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI

ABOGADO

@JOSE_LAFONTAINE

PAL