COLUMNA INVITADA

El agua, un derecho, no un commodity

El hambre y la falta de acceso al agua potable suponen actos de violencia extrema a los individuos

OPINIÓN

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Diego Latorre / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Para el filósofo Tales de Mileto, el agua era el principio de todas las cosas que existen. Hoy, este principio llega, incluso, a ser objeto de un mercado de futuros: Mientras nos mordíamos las uñas ante la infame pandemia, en diciembre  de 2020, los diarios económicos lanzaron la primicia: el agua se enlistaba en Wall Street. El bono lleva el nombre de “Veles California Water Index (NQH2O)”, cotizando diariamente como el petróleo, el oro o el jugo de naranja. Casi nadie prestó atención. 

En los últimos veinte años, el almacenamiento de agua, la humedad del suelo, la nieve y el hielo han disminuido dramáticamente, lo que ha afectado su disponibilidad. También, el aumento del nivel del mar afecta con la salinización de aguas subterráneas. 

Bajo el sistema económico actual, el agua es un recurso más que los agentes del dinero ponen a jugar en la lógica de oferta y demanda. Un acto perverso que, desgraciadamente, se ha naturalizado, favoreciendo la especulación, siendo, además, varias Administraciones (anteriores y actuales) cómplices de esta gravísima situación, bajo el falaz argumento de garantizar a los privados la administración de este recurso como la única manera de equilibrar o, incluso, disminuir, la demanda de agua frente la oferta disponible. ¿Se apuesta a su escasez? No podemos admitir esta anormalidad. 

En julio de 2010, la Asamblea General de la ONU declaró el derecho al agua potable y el saneamiento como esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos: El derecho al alimento y al agua potable como indispensables para vivir dignamente. En este sentido, existe una indisoluble relación entre el derecho a la vida y la satisfacción de las necesidades humanas básicas: El nivel más esencial del derecho a la vida es la manutención biológica de los seres humanos y, en esa medida, este derecho a la vida implica fundamentalmente: el derecho a la alimentación adecuada; el derecho a contar con agua potable; el derecho a la vivienda; y el derecho a la salud. No lo olvidemos. La ausencia de alguno o varios de estos elementos constituiría una violación a la dignidad de las personas. El hambre y la falta de acceso al agua potable suponen actos de violencia extrema sobre los individuos. 

El sometimiento exclusivo del agua y del alimento a las leyes del mercado, conlleva una distribución en función de la capacidad de pago, en donde la persona queda reducida a la categoría de usuario o consumidor, cuando la visión debe ser el de la persona como propietaria de los bienes necesarios para su propia vida, salud, integridad corporal, es decir, imprescindibles para su posibilidad de acción y de libertad. Es preciso sostener al alimento y el agua como bienes públicos, garantizando su acceso como una mínima y básica exigencia de justicia global, aunque esto no le guste a los Chicago Boys. 

POR DIEGO LATORRE LÓPEZ

SOCIO DIRECTOR DE LATORRE & ROJO, S.C.

@DIEGOLGPN

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