El caso alrededor de TikTok en los Estados Unidos ha desatado un sinfín de reacciones en distintos medios más allá de la red social afectada por lo que pueda suceder. No obstante, detrás de la controversial búsqueda de prohibir la popular plataforma de videos, se observa un conflicto profundo entre Estados Unidos y China.
A los políticos estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, les preocupa que la empresa china pueda estar compartiendo información privada con el gobierno chino, el cual cuenta con un fuerte control sobre ella según las leyes de dicho país con las compañías privadas. Estas preocupaciones no son nuevas, pues de hecho ya ha habido intentos en otros países por quitar la aplicación.
Ahora bien, alguien que haya seguido de cerca el caso podrá notar la hipocresía de los políticos estadounidenses, solo hay que mirar a Facebook e Instagram, de una compañía estadounidense, y la capacidad de dichas redes sociales para recabar los datos de sus usuarios y ponerlos a disposición de gobiernos u organizaciones. ¿Por qué no se aplica el mismo rasero a estas empresas?
Tiene que haber algo más, lo cual me parece se encuentra en el terreno de la política. Pronto llegarán las elecciones presidenciales, la mira apunta hacia una revancha entre Joe Biden y Donald Trump. Dentro de dicho panorama están las preocupaciones de influencias externas en las votaciones.
Los bandos de Estados Unidos quieren ser los únicos con el poder de influenciar la opinión pública, saben el enorme potencial de las redes sociales para promover sus ideologías y generar votos. La llegada de terceros ajenos expande una competencia que preferían mantener en el ámbito nacional.
Entre los tantos adjetivos que se pueden utilizar para describir las relaciones internacionales de Estados Unidos, sin duda la paranoia figura entre los principales. Nuestro vecino del norte tiene una extraña y peligrosa capacidad de crearse enemigos. La cuestión está en qué tan reales son estas amenazas imaginarias, sobre todo cuando se tiene un antecedente.
Las elecciones de 2016 y la influencia de Rusia pusieron a Estados Unidos en una situación de alerta. La nación se dio cuenta de que no era libre la influencia de poderes externos en sus votantes. Ahora la cuestión es China, una potencia que rivaliza con Estados Unidos y una influencia global cada vez mayor.
En este contexto, no es de extrañar que exista una creciente tensión entre ambas naciones. El caso de TikTok es solo un ejemplo más de esta pugna por el poder y la hegemonía en el escenario internacional.
POR IGNACIO ANAYA
COLABORADOR
@Ignaciominj
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