COLUMNA INVITADA

Las Poquianchis [I]

Han transcurrido 60 años.  El 12 de enero de 1964 fueron detenidas las hermanas Delfina

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Han transcurrido 60 años.  El 12 de enero de 1964 fueron detenidas las hermanas Delfina y María de Jesús González Valenzuela, conocidas como Las Poquianchis, en la calle de Allende número 15, donde regenteaban el cabaret Guadalajara de Noche, en San Francisco del Rincón, Guanajuato.

El caso cimbró a la sociedad de ese entonces por las atrocidades que salieron a la luz cometidas por las hermanas González Valenzuela en contra de las trabajadoras de ese centro nocturno, explotadas sexualmente, alimentadas con “dos tortillas, tres jarros de café aguado, no más de 20 frijoles a medio día”, de acuerdo a la nota del reportero Eduardo Téllez, publicada en El Universal Gráfico del 16 de enero de 1964.  

Agrega El güero Téllez, “Se calcula que la fortuna de Las Poquianchis asciende a 20 o 30 millones de pesos. Pues no solamente estaban entregadas al lenocinio y a la trata de blancas, sino que también había tráfico de enervantes y contrabando”.

Téllez Vargas, relata una escena escalofriante, “El drama para aquellas muchachas secuestradas y ahora rescatadas, consiste en no saber nada de sus padres ni saber si están dispuestos a recibirlas nuevamente en su hogar o quedar expulsadas definitivamente de ellos…hemos visto fotografías de cómo eran estas muchachas antes del secuestro y ahora las vemos unas ancianas…”.

Cobijadas por autoridades policiales, judiciales, municipales y militares, para realizar sus tropelías Las Poquianchis actuaban con toda impunidad, Téllez Vargas, escribe, “Muy serias complicaciones resultan varias autoridades , tanto de Jalisco como de Guadalajara , de regímenes pasados a las actuales, pues el año de 1957 públicamente se habían denunciado asesinatos, secuestros y lenocinios que cometían Las Poquianchis…unos billetes repartidos sabiamente se convirtieron en las más poderosas llaves que abrieron las rejas la prisión sin que se hiciera la menor investigación”.

Por su parte, la periodista Elisa Robledo, en una exhaustiva investigación que vierte en su libro Yo, La Poquianchis: Por Dios que así fue, inicia, “Yo, María de Jesús o Manuela González Valenzuela, apodada La Poquianchis, tengo bien presente el día que perdí mi libertad”.

Agrega, “Los pájaros me anunciaron los primeros amaneceres tras las rejas, pero ellos en vuelo y yo tras la jaula”.

Durante 25 años las hermanas Hernández Valenzuela, originarias de Juanacatlán, Jalisco, tenían establecimientos en San Juan de los Lagos, Lagos de Moreno y Guadalajara.

La cloaca se destapó, cuando la señora Petra Jiménez, de Guadalajara, acudió ante el impartidor de justicia de la entidad para denunciar la desaparición de su hija de 13 años, otras personas de igual forma solicitaron el apoyo del comandante de la Policía Judicial de Guanajuato, Miguel Ángel Mota, para localizar a sus familiares, de esta manera iniciaron las pesquisas que dieron con la captura de Las Poquianchis.

El escritor Jorge Ibargüengoitia, en su novela Las Muertas, Joaquín Mortiz, 1977, texto acerca de Las Poquianchis, “No entendía que yo era la dueña de la casa. Le pasaba lo mismo que a otros: me veía joven y tan bonita que no podía imaginarse que fuera la madrota”. 

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ