PARA QUE QUEDE CLARO

Chicharito... Malos ganadores... Buenos perdedores...

Ya perdimos al máximo goleador en la historia de la Selección Mexicana... Tal vez usted ya lo había detectado, pero yo me resistía a creerlo...

OPINIÓN

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Edgar Valero Berrospe / Para que quede claro / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

No todo es como dice Javier Chicharito Hernández: “Pensar en cosas ching…s”. También hay que saber hacerlas cuando toca y quedó flotando en el ambiente tras la victoria de las Chivas en el Azteca ante las Águilas, y de cara al tercer clásico para mañana en Guadalajara, que ya perdimos al máximo anotador en la historia de la Selección Mexicana… Tal vez usted ya lo había detectado, yo me resistía a creerlo…

Hace poco más de 10 años y luego, hace unos siete, lo visité en Mánchester cuando era jugador del United y luego cuando era jugador del Bayer Leverkusen. Eran dos versiones diferentes de Javier, pero eran parecidas en el fondo y mantenían una serie de coincidencias que me hicieron admirarlo.

Seguro no fue fácil ser el rechazado de una Selección casi infantil de menores de 17 años, y además confirmar, como sucedió, que el elegido cumplió con su función de ser goleador, función que, además, quedó avalada por el campeonato mundial Sub-17 que conquistó la escuadra de Chucho Ramírez.

Luego convertirse en estrella de clase mundial, de verdadera fama internacional y ser, en su primera temporada completa, el centro delantero titular del Manchester en la final más importante para los clubes del mundo, la de la Champions League.
Javier lo hizo, y en medio de las críticas sobre si era un tronco como mucha gente se atrevió a señalarlo, y sumar gol tras gol con la Selección, hasta trascender superando a grandes leyendas del Tri, insisto, seguro que no fue fácil.

Se rompió el molde y nadie le siguió. Europa sigue siendo territorio hostil para los futbolistas mexicanos, y los que ya habían abierto un camino se fueron retirando o regresando a México, hasta el propio CH14 ha regresado a México, sin deuda alguna por pagar, en eso no he cambiado de opinión.

Pero ya no es el mismo Javier Hernández. Claro, todos cambiamos, él no tiene por qué ser la excepción. Lo que dice a los medios Javier, trasciende, suena, se replica, se amplifica. Lo peor, eso sí, es que deja huella. Buena o mala. Pero queda.

Salir a justificar la incompetencia operativa de su director técnico, Fernando Gago, no es para lo que lo trajeron. Ni tampoco para ser el líder goleador del equipo. Menos para atacar y descubrir su intolerancia al fracaso. Lo cual hasta puede ser entendible.

De un tipo que era presentado como estrella en Inglaterra y Alemania. De aquel que tuvo poco tiempo, pero le alcanzó para dejar huella en el poderoso Real Madrid, se entiende que tenga poca tolerancia. Pero hacerlo en un pueblo chico como es México, donde marcar territorios es altamente criticado, es una equivocación.

No es ese el tipo de liderazgo que esperan sus compañeros. Los jugadores de las Chivas quieren tener a alguien para emular, para seguir, para escuchar consejos, para aprender algo, y atemperar la necesidad innata de éxito que se le exige a los elementos de clubes como Chivas y América.

Tengo la impresión de que ni Fernando Hierro, y menos Gago, han sabido transmitir cuál es la razón por la cual ha llegado a las Chivas. Los tapatíos necesitan hoy, más que a un mal ganador como el de hace dos noches, a un buen perdedor que los enseñe a capotear el temporal de la corta paciencia del futbol mexicano. Ese es el Chicharito que hace falta… De los del otro tipo, ya tenemos muchos…

POR EDGAR VALERO BERROSPE 

COLABORADOR

MAAZ