COLUMNA INVITADA

La democracia y el derecho

Se emplea la democracia para tomar el poder político y luego se emplea éste para derrotar a aquella

OPINIÓN

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Miguel A Rosillo / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

De acuerdo con el reporte anual de este año de la organización Freedom House, que monitorea las libertades (Derechos Humanos Fundamentales) y la democracia alrededor del mundo, ésta última declinó gravemente en 2023. La manipulación de las elecciones (a través del empleo de financiamientos ilícitos) y la violencia (criminal o política) contra los agentes participantes y/o las instituciones establecidas son algunos de los métodos empleados.

En este 2024, los ciudadanos mexicanos estaremos inmersos en el mayor y más trascendente proceso electoral de nuestra historia. Es indispensable que todos, especialmente los jóvenes, se informen bien sobre ¿Qué es nuestra democracia y cuál debe ser su rumbo?

En nuestros tiempos el enramado democrático ha sido utilizado en algunos países por líderes carismáticos para acceder al poder político y después denostar las mismas instituciones que permitieron su gobierno.

El problema es mayor donde las instituciones, originalmente no dependientes, son débiles y gozan de bajo prestigio social. El guión es el mismo en todos lados: a) Incrementar dádivas sociales; b) Dividir a la población entre menesterosos buenos y minorías rapaces; c) Denostar y/o desprestigiar las instituciones independientes.

El cambio en el corto plazo es muy exitoso porque se emplean los recursos generados e impulsados por el aparato económico hasta entonces existente. Sin embargo, eventual e invariablemente la productividad disminuye por la ausencia de institucionalidad y el régimen populista tiene que adoptar medidas de control para mantenerse. 

En una frase, se emplea la democracia para tomar el poder político y luego se emplea éste para derrotar a aquella. En contra de la nación, potencial víctima del populismo, juegan los intereses cupulares y la desinformación de la mayoría. 

La realidad enseña que los estados nacionales pueden ser dirigidos y/o controlados, en última instancia, por un sistema de normas jurídicas o por la voluntad de quienes ejercen el poder. 

Un gobierno de leyes se traduce en instituciones. Son ellas las que en cada decisión jurídicamente válida, construyen el país de todos. En ese esfuerzo es particularmente importante la institución que dice lo que es justo. Y entre las funciones encargadas a ésta, ninguna tan trascendente como la facultad de revisar la constitucionalidad de los actos de los otros poderes. Esa tarea es de tal importancia que sin ella la democracia misma no es posible.

Claramente, el gobierno del pueblo, para el pueblo y con la intervención del pueblo se desvanece si el pacto fundacional creado por esa nación no es la regla última que lo decide todo. Pues en ese caso, es otra voluntad política y no la soberana consignada en la ley fundamental la que resuelve el rumbo del Estado. Por ello, cuando el régimen atenta contra el entramado constitucional, a pretexto de que ellos entienden mejor la voluntad del pueblo, se disuelve la democracia.

Lo de menos es la excusa empleada, porque aquellos que atentan contra la democracia no tienen problema con enarbolarla.

POR MIGUEL A. ROSILLO

ABOGADO Y PROFESOR DE DERECHO
@ROSILLO22

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