LA ENCERRONA

Biden y la emoción de votar

Habitualmente las elecciones en Estados Unidos se desarrollan en torno a la economía del país, por eso aquella frase de James Carville, el estratega de campaña de Bill Clinton, “es la economía, estúpido” fue (y sigue siendo) tan emblemática

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Es la economía, estúpido” James Carville

Habitualmente las elecciones en Estados Unidos se desarrollan en torno a la economía del país, por eso aquella frase de James Carville, el estratega de campaña de Bill Clinton, “es la economía, estúpido” fue (y sigue siendo) tan emblemática.

La vida cotidiana del estadounidense tiene preponderancia en su manera de sufragar, es decir, el consumo, el libre mercado y sentir que su deseos pueden ser satisfechos de manera casi inmediata son los parámetros que el votante promedio toma en cuenta.

Sin embargo, la irrupción del presidente número 45, Donald Trump, ha cambiado la narrativa y esta percepción para el votante. Solo hay que revisar los datos en “Bidenomics”, sitio que recaba los datos económicos durante la gestión de Biden.

Crecimiento económico del 3.3 % en el PIB, el desempleo por debajo de 4 %, más de 14 millones de empleos nuevos, disminución de la inflación serían elementos cruciales para definir los comicios en noviembre, pero hoy la bonanza económica no basta. En este sentido, aquella percepción de 2022 de que más de tres de cada cuatro estadounidenses encuestados (77%) dijeron que la economía era su principal preocupación en las elecciones.

En la actualidad, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, la emisión de sufragios pasa más por la emoción que por la razón. Por esto, volver a tener la economía más sólida del mundo hoy no es determinante para el votante estadounidense.

En este sentido el Pew Research Center preguntó a la ciudadanía cómo se siente y los resultados fueron enmarcados en el pesimismo acerca del futuro de Estados Unidos, su importancia en el mundo y su economía. Las personas más pesimistas fueron los que se identifican con el Partido Republicano y los votantes indecisos, quienes inclinarán la fiel de la balanza en noviembre.

Esto lo saben ambos candidatos. Después de resultar ganado en el supermartes, el discurso de Trump se situó en este tenor, “la economía va mal, la seguridad va mal, la migración va mal…” por su parte, Biden ante el Congreso de la Unión, dictó un mensaje enérgico y logró “darle la vuelta” a los vastos señalamientos acerca de su edad y que precisamente por esto tiene la experiencia en dirigir el país y llevarlo a un mejor puerto. Hoy Biden necesita dar esperanza a los electores, mover sus emociones y, sobre todo, conectar con los indecisos.

Así, a menos de ocho meses, los candidatos entran a su etapa final en la contienda y la razón no va a ser un factor determinante. El candidato por el Partido Republicano no va a cambiar su estrategia: miedo, pesimismo, promesas vacías. Si quiere la reelección, el que tiene que acelerar el paso y dar tiros de precisión es Biden.

Es un acierto mostrarse con vitalidad en eventos y en mensajes -a cuadro-, también es importante tener a la mano los datos de economía y de seguridad para buscar el voto razonado, y además, tendrá que evocar a la emoción, a los sentimientos de la nación norteamericana. Contrastar el miedo con esperanza y comparar logros de ambos mandatos. Los indecisos son trascendentales y aliadas como Taylor Swift serán de gran ayuda.

POR ADRIANA SARUR

COLABORADORA

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM   

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