La Ciudad de México pasa por un buen momento, es una de las grandes capitales culturales del mundo y uno de los destinos urbanos favoritos. Es también, poco a poco, sede de cada vez más operaciones corporativas y financieras, ligadas a la mayor inversión que recibe el país. Esto, no es gratuito, es el resultado de décadas de trabajo para construir una mejor ciudad, con buenos espacios públicos, con movilidad alternativa, con nuevas ofertas de transporte masivo, con niveles de seguridad superiores a urbes similares y recuperación de espacios. Una ciudad de libertades, que avanza en la agenda de diversidad sexual, género y progresista.
Esta, es la agenda que le conviene seguir a la ciudad, la de fortalecer su condición de ciudad global, indispensable para el país, que genera riqueza, inversión, empleo, que atraiga visitantes, pero con una estrategia que permita distribuir, que haga posible que cada vez más capitalinos cuenten con las herramientas para participar en esos procesos y que se consolide una sólida red de protección social. Que el desarrollo económico se vea reflejado en el bienestar social. Para lograrlo, una de las cosas claves será, el hacer realidad la puesta en operación de un sistema de cuidados, enfocado en atender la primera infancia, la educación básica y atender a los adultos mayores, pero sobre todo, que permita a las mujeres su plena incorporación al mercado laboral y que permita cada vez más, cerrar las brechas de género y oportunidades en este rubro. Falta también invertir más en infraestructura hidráulica y de transporte, así como en ofrecer vivienda asequible, pero con un enfoque que privilegie a quienes han estado excluidos.
Esa agenda, la de potenciar la ciudad, pero con inclusión, es la que puede garantizar Clara Brugada. Se trata de una mujer de izquierda, con una muy amplia experiencia política y de gobierno, capaz de concertar políticas públicas y acciones exitosas. Tuvo éxito en la alcaldía más compleja de la ciudad, Iztapalapa, con programas muy exitosos de espacios públicos, comunitarios, pero también enfocados a los cuidados, la innovación y la educación. Con ella no se ponen en riesgo los derechos ya ganados, al contrario, tampoco el seguir buscando una ciudad incluyente, se asegura que la inversión en infraestructura de enfoque en la zona de la ciudad con mayores rezagos, pero también que se mantenga el momento de la ciudad boyante, a la que todos quieren visitar, la de alto capital humano, la que sirve para atraer la inversión global y los negocios que el país requiere. La ciudad pasa por un buen momento por las condiciones que ofrece para el desarrollo de actividades económicas globales, pero también en ser un referente social y de derechos. Para consolidar el camino y el bastión de la izquierda, la ruta es Clara.
POR VIDAL LLERENAS
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