A FUEGO LENTO

Ayotzinapa: volvió la sangre al río

Policías municipales disparan a quemarropa y matan a estudiante; normalistas protestan, queman vehículos y secuestran a elementos de la Guardia Nacional.

OPINIÓN

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Alfredo González / A Fuego Lento / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El viernes dije en este espacio que, afortunadamente, en ese momento del conflicto, la sangre no había llegado al río por la falta de resultados en las investigaciones sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Sin embargo, en cosa de horas cambió el curso de la historia.

Antes de que se publicara mi texto, fue asesinado Yanqui Khotan Gómez Peralta, estudiante de la escuela normal rural “Raúl Isidro Burgos” por disparos de la policía.

En este crimen no participaron políticos o activistas, tampoco agentes extranjeros u organizaciones internacionales.

De acuerdo con el sacerdote Filiberto Velázquez, del Centro de Derechos las Víctimas Minerva Bello, el estudiante asesinado no iba drogado ni armado.

La policía disparó y lo mató solo por ser de la Escuela “Isidro Burgos”, dijo el clérigo en una entrevista de radio con mi colega Alejandro Sánchez.

Narró además que los jóvenes se detuvieron en una tienda a comprar cigarros. Se acercaron los policías, les dispararon a las llantas de su carro y le metieron un balazo en la cabeza al que iba al volante.

Los otros dos corrieron. A uno lo alcanzaron y lo secuestraron durante cinco horas. Al otro lo detuvo el Ejército y lo entregó a la policía.

Todo esto derivó en protestas, bloqueos de carreteras, quema de patrullas y el secuestro de 10 elementos de la Guardia Nacional en Guerrero.

No fue esto un acto de provocación, fue la consecuencia de una pésima decisión, de un crimen de policías municipales.

Y si bien es cierto que detrás de los familiares de los 43 normalistas hay interes políticos y económicos ocultos, que han lucrado con el caso, el asesinato de Yanqui Khotan Gómez nada tenía que ver con eso.

El único denominador común es que iba con otros compañeros de la normal. Su pecado fue pertenecer a la plantilla estudiantil.

Aquí no cabe entonces el argumento presidencial de que todo está siendo manipulado por intereses oscuros.

Una cosa es el mal manejo que todos (incluido su gobierno) han dado al asunto de los 43 jóvenes desaparecidos y otro muy distinto al asesinato.

Lo lamentable, además, es que AMLO siga atribuyendo todo a sus adversarios. Por lo que sería bueno que, de una vez por todas, la historia ponga en su lugar a cada uno.

Que salga AMLO y reconozca que equivocó la estrategia. Que abra los expedientes y atienda la recomendación de Derechos Humanos para enviar a la Universidad de Innsbruck los restos óseos, recogidos en el vertedero de Cocula, con el propósito de determinar si son o no de los muchachos desaparecidos.

Que castigue la ineptitud de funcionarios federales, como Alejandro Encinas, por omitir y por enredar más el caso.

Y si tiene elementos para hablar de un complot, que se presenten las denuncias correspondientes para desenmascarar a los responsables (llámese Vidulfo Rosales o Emilio Álvarez Icaza) y todos dejen de lucrar económica y políticamente con el asunto.

No estaría nada mal que, al menos en esta temporada de caza de votos, fingiera un poco de sensibilidad y fuera más empático en torno al caso. Eso le haría muy bien a Claudia Sheinbaum

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NO CABE DUDA que en la 4T hace falta mucho por hacer en torno al tratamiento de los conflictos con perspectiva de género.

Durante las manifestaciones por el Día de la Mujer hubo un uso excesivo de la fuerza en algunas ciudades como Colima y Zacatecas.

Tan mal estuvo la situación en Colima, por ejemplo, que la gobernadora Indira Vizcaíno separó a José Manuel Zataraín como subsecretario de Seguridad, después de que sus agentes rociaron con gas lacrimógeno a mujeres.

La mandataria morenista no dejó pasar ni 24 horas para cesarlo, mientras que en Zacatecas todavía siguen buscando al o los responsables.

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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Cuando la sangre llega al río, es hora de dejar de nadar y empezar a construir un puente.

POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO

ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM  

@ALFREDOLEZ

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