Durante su cuarta visita a Tamaulipas, López Obrador evitó hablar de Eugenio Hernández, a quien todavía hace un año llamaba narco y corrupto por haber operado en su contra en las elecciones de 2006. Algo semejante a lo que decía de Ricardo Gallardo, quien acabó siendo gobernador de San Luis Potosí por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
En Tamaulipas, el exgobernador del PRI va para senador por el PVEM, aliado de la 4T, en el único estado donde Morena no va en alianza, como una estrategia para descarrilar al PAN y no dejar por nada que el acérrimo rival Francisco Xavier García Cabeza de Vaca, exgobernador de Tamaulipas, vuelva al poder.
Hasta 2024, Eugenio Hernández fue un ícono del PRI en Tamaulipas, donde gobernó durante el sexenio de Felipe Calderón. Además fue diputado federal y alcalde de Ciudad Victoria. En este periodo, habría recibido sobornos millonarios del crimen organizado, según una investigación de la DEA.
Por supuestamente lavar este dinero en Texas, Eugenio Hernández fue detenido en octubre de 2017. Posteriormente lo acusaron de peculado, enriquecimiento ilícito y falsificación de documentos por las autoridades mexicanas. Pasó casi 6 años en prisión, hasta que en 2022 un juez ordenó su liberación al no encontrar elementos para mantenerlo encarcelado en San Mateo Atenco, Edomex.
En agosto de 2023 salió de la cárcel para seguir su proceso en libertad. Medio año después fue electo candidato a senador por el Verde, el partido que va en alianza con Morena en todo el país, excepto en un estado: Tamaulipas.
A López Obrador no se le olvida que Eugenio Hernández —además de asegurar contra los criterios judiciales de estar vinculado con el narco— operó en su contra en las elecciones 2006, pues incluso en 2020 exhibió una llamada telefónica donde un ex funcionario de Vicente Fox, el exsecretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, le agradece a Hernández sumar votos para Felipe Calderón.
Pese a todo el rencor, Eugenio Hernández es hoy el gato que le comió la lengua al presidente, quien ya no quiere ni tocar el tema, mucho menos en Tamaulipas, donde los propios morenistas acusan a Mario Delgado por la imposición de candidatos en Reynosa y Matamoros.
Hernández es ahora la salvación de Morena, aunque simulan estar separados, para contener el regreso o reincursión a la política de Cabeza de Vaca porque en senadores, el que queda en segundo lugar entra al Congreso. Por eso PT y PVEM fueron por separado para obstaculizar a Cabeza de Vaca y lo lograron, pero al final el PAN le dio a este último una candidatura plurinominal. O sea, la estrategia de la falsa separación es la estrategia de los aliados de la 4T.
UPPERCUT: Ayotzinapa reabre la herida. Al final del sexenio el asesinato de otro estudiante otra vez la Normal Isidro Burgos vuelve a ser atacada y deja mucho más dudas poniendo a pensar a todos qué pasa en Guerrero.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
COLABORADOR
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MAAZ