Aunque ésta ya es un “uso y costumbre” de los reaccionarios a nivel mundial, ahora recibe un nuevo nombre. Y probablemente los de mi rodada lo hayan conocido como cortinas de humo, golpismo blando, guerra mediática, etc. Todavía recuerdo cuando en épocas del gobierno priísta, programaban en tele abierta algún concierto de Madonna para evitar que los jóvenes se unieran a la marcha del 2 de octubre, el mismo día y a la misma hora.
Otro ejemplo fue esa gran campaña sucia contra AMLO, donde decían que él era un peligro para México el Locutor de dichos spots, el buen Carlos Segundo salió públicamente a recular diciendo que “él sólo había sido contratado para darles voz, pero que un sexenio después se daba cuenta de lo equivocado de esos mensajes”.
Actualmente ya podemos hablar (tras muchos análisis internacionales), acerca de la injerencia digital en ambas elecciones donde participó el Pelos de Maraca de Brujo Trump. Y con una buena campaña, por ejemplo, la cuidada imagen de Adolf Hitler, un montón de alemanes lo siguieron fervientemente quedando implícitamente implicadas en el asesinato de millones de personas.
El sociólogo chileno Marcos Roitman Rosenmann, hurga en estos métodos, históricamente utilizados y extrae lo que se ha dado en llamar la Guerra neocortical y dice: “debido al avance y auge del control digital por medio de, principalmente, las redes en internet (tecnologías de la información), está en predominio un capitalismo digital, que ataca la mente, los sentimientos y los deseos de los usuarios para anular la capacidad de comprender, pensar, con cabeza propia.
Es deshumanizante e impide ver a los otros y otras, anulando la conciencia y la voluntad de los seres humanos”. Hace referencia al neocórtex porque es la estructura más “humana” del sistema nervioso. Está relacionada con las capacidades que diferencian al ser humano de otros mamíferos, como, por ejemplo, el lenguaje, la imaginación o la capacidad de abstracción, tiene que ver con la capacidad humana de razonar, reflexionar y en la toma de decisiones, permitiendo el análisis profundo de la información.
Según el doctor Arturo Ortiz, hay un efecto que se llama economía cerebral y ésta se refiere a que nuestro cerebro opta por el menor esfuerzo posible, así que una mentira repetida un montón de veces, y probablemente hasta legitimada por personajes que se dice son muy conocidos, terminará siendo aceptada por nuestra mente.
Esta guerra neo cortical a su vez forma parte del golpismo blando del cual les hablaré, manual en mano, en la próxima entrega. Si ustedes dudan de la debilidad de nuestras convicciones, déjenme cerrar con este dato: En 2019 se hizo una encuesta en España y sólo el 66% declararon que la tierra era efectivamente redonda.
Los demás tenían sus dudas o se declaraban TERRAplanistas. En pleno siglo XXI. Y la encuesta no se hizo entre gallegos, eh?
POR: FERNANDA TAPIA
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