MALOS MODOS

Narcopresidente

La cosa es que la etiqueta no desaparece: pasan los días y lo del “narcopresidente”

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La cosa es que la etiqueta no desaparece: pasan los días y lo del “narcopresidente” sigue revoloteando por redes y medios. Es entendible. Como se ha repetido hasta el agotamiento y, respecto a la comentocracia oficialista, inútilmente, porque insisten de manera obsesiva con eso, la famosa investigación de Tim Golden no fracasa en demostrar que el presidente sabía del presunto financiamiento del narco a su campaña, sino que parte justamente de esa afirmación.

En efecto, no hay pruebas de que haya sabido de ese supuesto arreglito. Lo que desespera a la chairosfera, hay que repetirlo también, es que la investigación lo que sí hace es ofrecer indicios no desdeñables de que las componendas con el crimen organizado al presidente le pasan no cerca, sino cerquísima. O sea, de que, en el mejor de los casos, no fue capaz de ver el arreglito, y eso ya es muy grave.

Hay más factores que explican la persistencia de la etiqueta, claro. Primero, como nunca, el crimen organizado se ha ido sobre los negocios de la ciudadanía. No es que el cobro de derecho de piso sea nuevo. Ya era una tragedia, digamos, entre los dueños de antros y restaurantes chilangos cuando la administración anterior.

Nada más que hoy eso se extiende al transporte público de Guerrero, que decidió ponerse en huelga; el aguacate y otros productos agrícolas en Michoacán, donde los criminales fijan incluso los precios; el problema del impuesto criminal sobre productos básicos como el pollo y el huevo no muy lejos de aquí, es decir, en Toluca; el otro monopolio, el de los materiales de construcción, que sube espantosamente los precios de cualquier obra en Valle de Bravo, ya bajo dominio de las mafias, y la lista sigue. Consecuencia: protestas, bloqueos y comerciantes asesinados, ante la evidente dejadez gubernamental. Porque la dejadez es inocultable, en los hechos y en las palabras. “Abrazos, no balazos”, ¿se acuerdan?

Súmenle las condolencias y saludos inconvenientes a la familia Guzmán; la rarísima liberación de Ovidio; lo de que el ejército no se usa para reprimir al pueblo, o sea al narcopueblo, y desde luego las palabras de gratitud a las mafias luego de la elección intermedia, por aquello de que se portaron súper bien. Y sí, se portaron súper bien… Si eras candidata o candidato del oficialismo.

La intervención gangsteril en varios estados que acabaron con gobierno morenistas es bien conocida.

Así que la etiqueta, según todos los indicios, seguirá ahí, firme, visible, no durante los próximos días o las próximas semanas, sino en general, de aquí en adelante, como una feísima mancha en la posteridad del presidente, en su lugar en la historia. Dado que el sexenio entero, hay que repetirlo también, se ha tratado justamente de garantizarle ese lugar, la etiqueta es así, solita, la evidencia de un fracaso.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

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@JULIOPATAN09

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