HIEL Y MIEL

Fentanilo

México, a raíz de las presiones de nuestros vecinos del norte, ha hablado de la intención de prohibir esta sustancia, incluso para usos médicos

OPINIÓN

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Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con enorme azoro hemos visto en meses recientes videos y fotos de personas paralizadas y en franca catatonia víctimas del supuesto “uso recreativo” del fentanilo.

Escenas que se repiten en Nueva York o en San Francisco, y casi en cualquier ciudad de Estados Unidos y el mundo. Al menos 100 mil personas han fallecido por el consumo de este opiáceo sintético cien veces más potente que la morfina y 50 veces más poderosa que la heroína como calmante del dolor o analgésico.

Mucho se ha repetido que tan sólo dos miligramos (cantidad que cabe en la punta de un lápiz) de esta sustancia pueden ser mortales para un ser humano. Pensemos simplemente que un kilo de fentanilo (imaginemos un kilo de azúcar) sería capaz de matar a la población entera de una ciudad de miles de habitantes. Esto resulta potencialmente muy peligroso.

Pero, en esta vida, todo es más complicado de lo que parece, ya que el famoso fentanilo, sintetizado por primera vez en 1960 en Bélgica, es una sustancia aprobada y utilizada médicamente en muchos pacientes.

Se calcula que alrededor de dos mil kilos se utilizan año con año para atención hospitalaria a nivel mundial, ya que es imprescindible en el manejo de dolores intensos y es un sedante muy efectivo en procedimientos quirúrgicos. En resumen, es un anestésico de empleo cotidiano en la mayoría de los hospitales del mundo. Entonces…¿cómo prohibirlo?

Ahora bien, la fórmula farmacéutica y de uso legal de esta sustancia no es igual a la que se vende ilegalmente. O sea, no son lo mismo las pastillas de colores con las que los narcos hacen negocio que la presentación aprobada que sólo médicos titulados pueden recetar y dosificar. 

México, a raíz de las presiones de nuestros vecinos del norte, ha hablado de la intención de prohibir el fentanilo, incluso para usos médicos. Creo que es el momento de escuchar a profesionales de la medicina y científicos que tengan puntos de vista y opiniones enteradas antes de tomar tal decisión. 

Durante decenas de años, la humanidad ha convivido con este medicamento como tal y ha sido una herramienta fundamental contra los dolores crónicos e intensos, imprescindible para muchas cirugías, especialmente las breves (dicen los expertos). La farmacología ha avanzado mucho, justo para evitar el sufrimiento físico intenso. 

El problema surge cuando laboratorios clandestinos (esos que autoridades dicen que no existen en el país) mezclan la droga que hoy nos ocupa con otras ilegales (heroína, cocaína o metanfetaminas), lo que ha llevado a un aumento significativo en las muertes por sobredosis.

Para la salud, prohibir su uso podría convertirse en una grave limitación. Mientras este medicamento esté regulado por autoridades gubernamentales comprometidas y profesionales, no debería haber problemas.

Lo que necesitamos urgentemente es controlar y perseguir la producción ilegal de esta sustancia, regular su consumo con la fórmula correcta y combatir, más allá de los abrazos no balazos, al crimen organizado. Los narcos son los que merecen castigo, no los que sufren por su dolor.

POR TERE VALE

COLABORADORA

@TEREVALEMX

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