Al observar el desarrollo de la campaña electoral estadounidense podría afirmarse que, para utilizar un cliché, los republicanos son de Marte y los demócratas de Venus. O al revés si se quiere. Pero son dos grupos con visiones encontradas respecto a su país.
Lo único claro es que tienen percepciones tan distintas y posiciones tan radicalizadas que hacen difícil un acuerdo, sobre todo, cuando las fuerzas en juego parecen igualadas políticamente: la mayoría republicana en la Cámara de diputados es de 219 a 212 y en el Senado los demócratas ganan por 52 a 48.
Una encuesta de la Radio Pública Nacional (NPR) señaló esta semana que para los demócratas, la preocupación principal es "preservar la democracia", mientras que para los republicanos, el tema de mayor importancia es la inmigración.
De acuerdo con la NPR, las cuestiones que interesan a los estadounidenses son, para los demócratas, preservar la democracia y abatir la inflación; para los independientes, fue proteger la democracia, seguido de la inmigración y la inflación; y para los republicanos, fue el tema migratorio, seguido por la inflación, y nada más.
65% del público general, y 91% de los demócratas, creen que el expresidente Donald Trump no debe gozar de inmunidad por los delitos que haya cometido mientras era Presidente, pero 68% de los republicanos considera que debe gozar de ese fuero.
Sin embargo, los demócratas ecualizan vencer a Trump y sus tendencias autoritarias con la idea de mantener la democracia estadounidense como ha funcionado hasta ahora.
El punto es importante porque el magnate enfrenta juicios, entre otras cosas, por sus presuntas acciones durante el motín del 6 de enero de 2021 hasta la fecha, intentos para subvertir los resultados de las elecciones en por lo menos un estado, y el manejo de documentos de seguridad nacional.
Por lo pronto, la agenda de los republicanos es la que domina la atención pública estadounidense, pero resulta una espada de doble filo. De entrada, el que la bancada legislativa republicana rechace medidas de control fronterizo que exigía hace menos de un mes porque fueron propuestas también por el gobierno del presidente Joe Biden no tiene mucho sentido y sólo una explicación: juego político.
Los republicanos consideran que el control de fronteras y de inmigración es necesario para mantener la identidad estadounidense como nación. Los demócratas opinan que la llegada de migrantes enriquece al país.
El partido de Trump tampoco se ayuda con las muy públicas luchas de poder desatadas por una minoría ultraconservadora que busca imponer su agenda a base de maniobras que han inutilizado el dominio republicano de la Cámara baja.
La estrategia demócrata parece hoy dejar que los republicanos y Trump se exhiban con amenazas. Pero no hay certidumbre de que vaya a funcionar para un Biden que parece en desventaja por su edad, una situación económica debilitada por la inflación y acusado de no cumplir sus promesas.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
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