PENSANDO EN BÉISBOL

¡Todo hacía U.S.A.!

Donde la improvisación con el uso de redes y unas reglas extrañas para el batazo largo, se dice que casi “sepultaron al certamen”; de hecho, hay quienes dicen que desde ahí es donde México tuvo que entrarle al quite

OPINIÓN

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Alejandro Aguerrebere / Pensando en béisbol / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Se está jugando en estas fechas –entre siete naciones– una edición de la Serie del Caribe nada menos que en un parque ligamayorista.

Atrás quedaron los hoy distantes fracasos de aquellas ediciones del Clásico Caribeño también celebradas en Miami, donde la improvisación con el uso de redes y unas reglas extrañas para el batazo largo, se dice que casi “sepultaron al certamen”; de hecho, hay quienes dicen que desde ahí es donde México tuvo que entrarle al quite.

En 1990 la sede fue el Miami Orange Bowl y para 1991 la mudanza fue al hoy desaparecido Miami “Bobby Maduro” Stadium, ya para 1992 regresó la competencia al añorado Estadio Héctor Espino de la siempre beisbolera ciudad de Hermosillo, Sonora y ahí dimensionaban lo que fue el daño del par de años digamos fuera del área natural de influencia.

Tuvieron que pasar nada menos que 33 años para que esta también denominada “Serie Mundial Latina” regresara a la Florida, específicamente al LoanDepot Park de los Marlines (antes de Florida y ahora) de Miami, justamente como para confirmar una tendencia la cual nos puede mostrar una perspectiva nada lejana para otras opciones de beisbol en distintas coordenadas.

Justamente en estas fechas donde nuestros amigos fans de los Diablos Rojos del México están como locos de contentos y también por la idea de conseguir boletos para la próxima visita de los increíbles Yankees de Nueva York para un par de juegos de preparación en el majestuoso Estadio Alfredo Harp el próximo mes.

Pues sí, si para nosotros es súper atractivo ver –incluso en juego de preparación– a una novena ligamayorista, ahora la tendencia puede ser en ambas vías, pues allá en los Estados Unidos tienen muchas ganas de ver a sus equipos: ejemplos sobran de lo que puede ser un exitazo en expectativa y obviamente en taquillas estadounidenses.

Ya tenemos varios ejemplos de los mencionados Diablos Rojos, los Tigres de Quintana Roo en Arizona, los Toros de Tijuana en prácticas conjuntas en Arizona, varios varios más de la LMB veraniega y ni qué decir del Pacífico con incursiones en el mencionado estado fronterizo, no nada más en Tucson.

Es tal el éxito que la Liga Dominicana de invierno (LIDOM) se pusieron “truchas” y también entendieron la pichada y se aventaron su Serie “Titanes del Caribe” con sus máximos exponentes (los Tigres del Licey y las Águilas Cibaeñas) los pasados 10 a 12 de diciembre del 2023 con unos entradones en el Citi Field de los Mets, l abriendo los ojos a propios y extraños para decir simplemente “Wow”.

Y aquí viene la mención inevitable a los juegos de la Selección Mexicana en las ediciones del Clásico Mundial: cualquier parque donde se presente nuestra novena verde, va a traer un negociazo a los organizadores.

Bueno, pues platicando con un querido amigo ex directivo, al parecer la tendencia es para la LMB en jugar algunos encuentros de Playoff “arriba del río” y pues, imaginen ustedes la locura por ver a unos Pericos de Puebla en la misma Nueva York o si los Toros de Tijuana “rentan” el Petco Park, de San Diego, sin dejar de soñar con los Sultanes de Monterrey llenando al querido Minute Maid Park de Houston. Ya ni es un sueño, es totalmente factible y hasta necesario.

POR ALEJANDRO AGUERREBERE 

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