COLUMNA INVITADA

Timar la ilusión

Esto viene al caso, dado que el presidente de la República, que está en su ocaso, menciona propuestas que tienen implícita una crueldad enorme, dado que sabemos que no son ciertas

OPINIÓN

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Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Definitivamente, para cualquier persona, el momento más terrible del poder es cuando se acaba.

En el ocaso se dan situaciones “límite”, de las que no podemos salir y no se pueden alterar, sin embargo, los seres humanos estamos diseñados a la resistencia y no fluimos, ni aceptamos los cambios fácilmente.

Esto viene al caso, dado que el presidente de la República, que está en su ocaso, menciona propuestas que tienen implícita una crueldad enorme, dado que sabemos que no son ciertas.

Me refiero a la reforma sobre pensiones, debido a que la época actual, nos ha demostrado que la política cada vez promete más y puede menos, pero, además, debido a la complejidad de cambios en las estructuras de empleo en todo el mundo. Para ser más precisos.

En los años cuarenta del siglo pasado la fuerza laboral, se encontraba mecanizada y fue después de la segunda guerra mundial cuando comenzamos a transitar de un modelo manual a uno de servicios.

Lo anterior, tuvo su origen en los avances tecnológicos, que permitieron a los países desarrollados tener modelos agropecuarios masivos, donde la siembra, recolección, empaquetado o envasado, así como la ganadería, no requerían de la mano de hombres y mujeres, salvo en algunos aspectos de uso de maquinaria.

Todo ello propició un nuevo sistema de empleos que requirió un modelo educativo y de capacitación, dedicados a los servicios. Así, se incrementó la matrícula universitaria. 

El siglo XXI, estrena la llegada de nuevos contextos, y la sustitución del trabajo por servicios tendrá que migrar hacia otros rumbos, que puedan adaptarse hacia la hipotética llegada de la Inteligencia Artificial en los próximos 3 años. 

En ese contexto, pensiones del 100%, son impensables en México, por tres razones sumamente preocupantes.

La primera es que nuestro país cada vez es un dependiente alimentario de otros; dado que la inversión se concentra en programas de siembra de tiempos ancestrales y no en la modernización de tecnología para la explotación sustentable, agropecuaria.

Segundo: En las grandes ciudades, el trabajo informal crece a un ritmo acelerado, sin que haya indicio que sea regulado, debido a que implican un bono de votantes, que comercian el sufragio a cambio de seguir al margen de la ley, para no ceñirse a la misma pagando impuestos y mucho menos generando pensiones; y tercero, el trabajo formal, se ha ido adelgazando, lo que probablemente en los próximos cinco años, tendrá otra faz, aún desconocida.

Lo anterior no es menor  y ha encendido la alerta a los sistemas laborales de países altamente desarrollados.

Por ello, prometer una acción como lo es, un sistema de pensiones que te garantice, tener una remuneración al 100% respecto al último salario obtenido, es deseable, pero no posible, y ahí, radica la trampa, cuando algo parece demasiado bueno, deberíamos tener cuidado y graduar, de ser necesario, los lentes de realidad.

Hoy las AFORES, tienen un capital total de 5.1 billones de pesos; es decir, detrás del 5 siguen 12 ceros, todo lo anterior generado por los trabajadores formales de este país a lo largo de muchos años, tanto dinero, siempre será el objeto del deseo de muchos intereses.

Para darte un ejemplo, de lo qué sucede, cuando un derecho implica una ganancia económica a futuro y se cambia, por otro, que supuestamente te otorgará un panorama de mejora, tendrás que ceñirse a la nueva legislación, pero en general, es un atropello a tus ingresos, dado que quien te promete, no estará en tus expectativas futuras.

Lo que cae en el terreno de la incertidumbre.

Seguramente, algún abogado, señalará que no hay retroactividad en perjuicio, lo que quiere decir, que no debería afectar tu patrimonio de pensiones, pero eso es relativizar el asunto, porque las afectaciones en tiempos posteriores siempre requieren maniobras jurídicas que tendrás que pagar. 

Por último, pregúntate ¿quién hace promesas, cuando está concluyendo su función? Eso, es timar la ilusión.

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

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