En la vida de las naciones, como de las personas, hay momentos en que los factores de los que depende nuestro bienestar, o nuestra estabilidad, parecen tomar un rumbo equivocado. Se agravan viejos problemas que fuimos incapaces de resolver, o decidimos ignorar, esperando que milagrosamente se resolvieran solos.
Súbitamente, surgen nuevos desafíos que no tenemos la menor idea de cómo enfrentar, o cuya solución está realmente fuera de nuestro alcance. Soluciones exitosas dejan de funcionar. Se cumple la ley de Murphy: algo tenía la posibilidad de salir mal, y sí, salió mal. Cuando los problemas se acumulan se convierten en una “tormenta perfecta”.
En este momento no hay una tormenta perfecta en las relaciones entre México y Estados Unidos. Pero una podría surgir en los últimos meses del presente año si persisten, crecen y se mezclan varios factores.
Veamos:
- Un agravamiento de la crisis de salud en Estados Unidos por el consumo de fentanilo (más de 100 mil muertes en 2023), y en ese país se fortalece la idea de que México es el responsable.
- Un incremento de los flujos incontrolados de migrantes pobres sin documentos a lo largo del año (más de 2 millones en el año fiscal 2023) y, nuevamente, en Estados Unidos los republicanos, y un número creciente de demócratas, culpan a México de no hacer lo suficiente para detener la migración irregular.
- La sequía que prevalece en el norte de México y en algunos estados del suroeste de Estados Unidos se acentúa a lo largo del año, reduciendo la disponibilidad de agua en la frontera común, y dificultando su distribución entre los dos países como disponen los tratados bilaterales.
- En Estados Unidos aumentan las quejas de que la política energética mexicana, que da preferencia a la energía producida por la CFE sobre la que producen empresas productoras de energías limpias, viola el T-MEC.
Hay que reiterarlo. La relación bilateral de México con Estados Unidos es vital para nuestro país. De ella dependen una proporción sustancial de nuestras exportaciones, de las inversiones y el turismo extranjero, y de las remesas (60 mil millones de dólares en 2023). En ese país viven más de doce millones de mexicanos nacidos en nuestro territorio, y millones más con ascendencia mexicana.
Por presión de Trump, que domina al partido Republicano, la crisis migratoria se ha convertido en el tema central de la campaña electoral. Siguiendo su línea, los republicanos en el Congreso detuvieron la aprobación de fondos adicionales para Ucrania e Israel, condicionándolos a nuevas partidas para fortalecer el control fronterizo. Biden cedió a esas presiones anunciando que estaba dispuesto a ordenar un cierre temporal de la frontera con nuestro país.
Pero ahora Trump, que se comporta como si ya fuera presidente, ha instruido a los republicanos que boicoteen cualquier acuerdo con la administración. Con tal de negarle un triunfo legislativo a Biden, prefiere que crezca la sensación de caos fronterizo.
Trump se convertirá en el candidato republicano para las elecciones del 4 de noviembre. Aún es prematuro predecir el resultado, pero tiene posibilidades de imponerse a Biden, quien será el candidato demócrata. El expresidente ya ha anunciado que, desde el primer día, ordenará un cierre de la frontera con nuestro país y otras medidas draconianas, como la retención de migrantes indocumentados en campos de concentración en espera de ser deportados, y nuevas restricciones a la migración legal.
También ha hablado de imponer nuevos aranceles a productos extranjeros. Quizá está pensando en China, pero con Trump nunca se sabe. La crisis del fentanilo, la migración incontrolada, la sequía y las quejas de que México no está cumpliendo con el T-MEC, en un ambiente polarizado por la campaña electoral, pueden llevar a una tormenta perfecta a la relación bilateral hacia el final del año, sobre todo si Trump recupera la presidencia de su país.
¿México puede hacer algo para evitar esta posible tormenta? Ante todo, nuestro país debe promover su interés nacional. Para nosotros, 2024 debería ser un año para mejorar políticas públicas que permitan aprovechar las condiciones globales que alientan la relocalización de empresas en nuestro América del Norte, el llamado Nearshoring. Para que esta oportunidad deje de ser una quimera, y aumente sustancialmente la inversión extranjera, necesitamos superar obstáculos como son la falta de energías limpias, la escasez de agua, la inseguridad pública, y la preparación de personal técnico especializado.
México también debe fortalecer su seguridad nacional. Mejores resultados para evitar el tráfico de fentanilo y un mejor control migratorio, sobre todo de nuestra frontera sur, podrían ayudar. Se requieren nuevas acciones contra los traficantes de fentanilo y de migrantes.
Urgen planes de contingencia para hacer frente a la sequía que asola prácticamente a todo el país. La política energética debería ajustarse para multiplicar la oferta de energías limpias. Todo esto lo debemos hacer para nuestro beneficio pero, de paso, tal vez sirva para evitar una tormenta perfecta.
*MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY
@miguelrcabanas
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