CAMPUS

Tiene duende

En varios países del continente y en España (en el siglo pasado, tras la caída del franquismo) los proyectos populistas han adoptado la agenda antitaurina

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El debate sobre las corridas de toros ha regresado a la arena pública. Gracias a la prohibición se ha renovado y vigorizado la afición. A pesar de que el número de villamelones ha crecido de manera significativa, la controversia sobre la fiesta brava se ha dado a lo largo de dos clivajes principales: el wokismo y la libertad.

O entre los que favorecen proyectos emanados de partidos que se localizan a la izquierda del espectro político ideológico versus los que lo hacen a la derecha; a pesar de que el poder explicativo de este eje es ya reducido. El proxy que lo hace con mayor exactitud es el que contrapone al estatismo en contra del liberalismo. 

En varios países del continente y en España (en el siglo pasado, a partir de la caída del franquismo) han sido los proyectos populistas los que han adoptado la agenda antitaurina. 

No es una trivialidad aseverar que la prohibición por parte del alcalde Gustavo Petro (2011-2015) le dio viabilidad como candidato al ahora presidente de Colombia. Su plataforma y oferta programática hizo gran énfasis en mantener la prohibición de la tauromaquia. La permeabilidad de la conversación sobre la tauromaquia a la esfera pública permitió que Petro avanzara a la segunda vuelta del balotaje en 2018. 

El wokismo ha logrado que los conflictos postmateriales se vuelvan pivotales en elecciones en América Latina y el mundo. El medio ambiente y los derechos de los animales han probado ser ítems de la agenda pública con una gran capacidad para polarizar al electorado. El éxito, sin embargo, lo determina la agenda y el discurso en contra de las élites tradicionales (y la liga que existe entre las corridas y la herencia colonial). A esto, en gran medida se le debe el éxito a la agenda antitaurina en Colombia y Ecuador, pero no así en el Perú.   

En España, en 2019 y tras la prohibición, las corridas regresaron a Mallorca. La corrida de toros contó con gran aforo y fue recibida con una manifestación de un gran grupo de animalistas. Los taurinos para disuadir a los manifestantes hicieron que se escuchara Cara al Sol.

La controversia alrededor de la fiesta brava se puede explicar en función de la identidad o de posturas políticas. Existe, muy posiblemente, una correlación casi perfecta entre la adherencia a cierto proyecto político y la postura frente a la prohibición de las corridas. Los que están a favor esgrimen que es un arte insondable para los no iniciados e imposibilitados para apreciar los rasgos artísticos de una faena.

O de lo lastimoso que puede ser la cancelación para los bolsillos de los trabajadores de toda una industria. Todos los argumentos son válidos, pero la atención y los reflectores deben de centrarse en los derechos que se trastocan y en la libertad de las audiencias.

Estas libertades se encuentran en el mismo conjunto donde se ubican la libertad de pensamiento, de expresión, de la posibilidad de profesar las creencias que nos convengan, hacer con nuestros cuerpos lo que nos plazca, consumir lo que nos derive utilidad, de terminar con nuestras vidas en el momento que lo consideremos pertinente, de consumir las sustancias que queramos, de abortar, de cambiar de sexo. Y así…

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

CONSULTOR

@AECHEGARAY1

MAAZ