LA REBELIÓN GEOPOLÍTICA

El Costo de la Intervención en un Mar Rojo de Incertidumbres

En el complejo escenario del Medio Oriente, la prolongada crisis en Yemen se ha transformado desde 2014

OPINIÓN

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Talya Iscan / La rebelión geopolítica / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En el complejo escenario del Medio Oriente, la prolongada crisis en Yemen se ha transformado desde 2014 en un trágico símbolo de las consecuencias imprevistas de las políticas exteriores de potencias como Estados Unidos y el Reino Unido. En su objetivo de posicionarse como estabilizadores globales, estas naciones han intervenido en un contexto ya saturado de tensiones y plantea interrogantes: ¿Puede verdaderamente una intervención occidental imponer la estabilidad, o se trata de otro caso de diplomacia de la contención generando problemas adicionales en Medio Oriente?

Desde 2014 la guerra civil en Yemen, exacerbada por la intervención extranjera y en el marco más amplio del conflicto entre Israel y Palestina, ha desencadenado una crisis humanitaria de proporciones descomunales. Se estima que 18.2 millones de personas necesitan asistencia humanitaria por 2,800 millones de dólares.

Simultáneamente, la crisis en el Mar Rojo subraya la fragilidad del comercio marítimo global. El aumento de la inestabilidad en esta ruta crucial genera alarma entre expertos en logística y autoridades internacionales, preocupados por el impacto económico a largo plazo.

El Canal de Suez representa entre el 12 y el 15 por ciento del comercio global y cerca del 20 por ciento del comercio de contenedores. Según la ONU, este enlace vital enfrenta desafíos adicionales debido a las perturbaciones preexistentes, como la guerra en Ucrania y los niveles anormalmente bajos de agua en el Canal de Panamá.

Los costos promedio de envío desde China se han más que duplicado desde principios de diciembre de 2023, y los destinados a Europa se han triplicado. Aquellos destinados a la costa oeste de EU también han aumentado, aunque no pasen por el Canal de Suez.

Esta guerra no es para nada nueva, y los rebeldes hutíes buscan hacerse presentes y hasta provocar a Occidente y Estados Unidos tanto por motivos propios -Yemen es el país más pobre y volátil de Medio Oriente-, como también llamar la atención sobre lo que sucede en Gaza, al señalar y responsabilizar a Estados Unidos.

La intervención de Estados Unidos y Reino Unido busca asegurar sus intereses estratégicos en una región crucial para el comercio internacional, pero también responde al conflicto israelí-palestino. Los hutíes no han dirigido sus acciones hacia los barcos que cruzan el Canal de Suez, sino hacia el Mar Rojo, específicamente en el estrecho de Bab al-Mandeb, en medio de la guerra civil en Yemen. Este enfoque va más allá de ganar legitimidad; busca el respaldo de la población yemení, que simpatiza con la causa palestina.

La intervención de Estados Unidos y Reino Unido no se presenta como una acción “directa”, ya que una estrategia abierta podría generar aún más conflicto, especialmente en el contexto de las decisiones políticas de la administración Biden.

Las sanciones constantes, los ataques reiterados y la categorización de grupos como terroristas por parte de EU no parecen ser garantía de paz, como se evidencia en la postura del grupo yemení, que afirma que continuará atacando embarcaciones comerciales vinculadas a Israel hasta que la ayuda llegue a los palestinos en Gaza. Ahora, muchas rutas hacia o desde Europa deben rodear al continente africano, lo que provoca desequilibrios y rupturas en las cadenas de suministro.

POR TALYA ISCAN

CATEDRÁTICA EN LA UNAM Y LA UP

@TALYAISCAN

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