Los riesgos en seguridad cibernética son crecientes y están entre las principales amenazas globales de las próximas décadas. La mejor forma de enfrentarlos es el fortalecimiento de estrategias de capacitación, prevención, protección sea personal, comunitaria, empresarial o institucional.
Por supuesto, también está el reclutamiento de personal: buena parte de las “fugas” de información con daños digitales visibles —materializados o potenciales— en las reputaciones de las personas, de sus bienes o de las corporaciones privadas y las instituciones públicas se deriva de “filtraciones” de excolaboradores faltos de probidad o de agentes infiltrados en los organismos por parte incluso de la delincuencia más sofisticada.
La virtualidad nos presenta peligros inmediatos, globales, devastadores. La protección de datos personales es una oportunidad ciudadana para fortalecer seguridad y su ausencia es insumo delincuencial para depredar.
La preparación ante el riesgo actual es cercana a cero. Hay casos notorios múltiples ilustrandonos. “A mí nunca me va a pasar”, carece de realismo.
El robo de datos personales y otros delitos convergentes, como la usurpación de identidad, extorsión, montadeudas —la práctica de endosar préstamos que son cobrados de manera ilegítima— o verse involucrado de alguna manera en casos de fraude son generalmente atendidos en condiciones de victimización. Después del niño ahogado el pozo digital sigue intapable.
El reciente hackeo y robo de la información de identidad de periodistas acreditados en la Presidencia de la República es ejemplo de los riesgos en seguridad cibernética y también deslealtad de un excolaborador de acuerdo a la información difundida. Hay miles registrados al año contra personas, empresas y autoridades. De acuerdo con la Asociación de Bancos de México, el 66 por ciento de los ataques cibernéticos en América Latina ocurren en nuestro país. Lo dudo. Hay países con una miserable capacidad de reunir datos, autorrepresentados como más seguros.
Desde el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México promovemos la ciber prevención, respaldo emocional y jurídico ante la usurpación de identidad. Exijamos y fomentemos prevención, así como estimulemos la denuncia formal para erradicar la impunidad mediante la procuración de justicia.
En el caso de las y los periodistas afectados, la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, es una herramienta de acompañamiento jurídico para prevenir mayores daños y para alguna seguridad emocional.
Ante la difusión o apropiación indebida de la información personal, como nombres, números de seguridad social, direcciones, datos de cuenta bancaria o cualquier otra que permita la identificación de una persona solamente la acción ciudadana, institucional y mediática.
Proteger la identidad es un derecho como lo es prevenir delitos. Abrir carpetas de investigación coloca un punto en el mapa político-jurídico institucional.
POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX
@guerrerochipres
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