En estos últimos años la realeza europea no ha parado de generar chisme tras chisme a una velocidad vertiginosa y eso me tiene fascinada. Todos esos dimes y diretes como lo vemos ahora, en realidad son las vicisitudes de las que está compuesta la historia, sólo que hoy es la revista “Hola”, Pilar Eyre, Jaime Peñafiel y otros cronistas de la nota rosa europea cuyos nombres desconozco, los encargados de facilitar la información que después recogerán los historiadores connotados de universidades ultra prestigiosas.
Me parece que a diferencia de otros siglos, en el nuestro el internet ha facilitado que nos enteremos de un montón de cosas que, al menos en las juventudes de mi generación, no eran atribuibles a la realeza. Por suerte el tiempo ha hecho bien su trabajo poniendo al descubierto a sus protagonistas y por fin podemos enterarnos de inmediato de un montón de cosas que parecen inverosímiles.
Sin embargo, basta con buscar los relatos de gente como Nieves Concostrina, Alejandro Rosas y otros recolectores de historias verdaderas, para conocer el manejo geopolítico del mundo desde que la humanidad comenzó a organizarse y a dejar su legado por escrito.
Saber de los desmanes de Isabel la Católica y su marido, de María Cristina de Austria, de casi cualquiera de los papas católicos, de Madero, de Gandhi o de la nefasta Teresa de Calcuta, nos ayuda a darnos cuenta del nivel de ignorancia y manipulación con la que se ha manoseado a la realidad. Pero esto se acabó y hay que estar enterado de todo para ser personas cultivadas.
Hoy nos parece obvio que el príncipe William le ponga los cuernos a su ejemplar esposa gracias a que sabemos que su papá le hacía lo mismo a una débil y un tanto neurótica Lady Di, igual que su abuelo lo hizo con la Reina Isabel cuyo abuelo hacía lo mismo y así ad infinitum.
También nos dimos cuenta de lo idiota que es el príncipe Harry porque al fin pudo abrir la boca. Gracias a “Lecturas”, por ejemplo, sabemos lo poquísimo que se valora a la esposa consorte en este mundillo de privilegio social; las mujeres adjuntas sólo sirven para producir herederos y poco más. Si no, lean la historia de vida de Sisi, a quien le arrebataron a sus hijos porque pertenecían a la corona, a ella no.
Prueba de esto es que un segundo después de que la heredera al trono de España llegó a su mayoría de edad, se sacaron todos los trapos al sol de Letizia Ortiz, que ya no es tan necesaria porque su hija ya puede ser reina y que está en el peor momento de su vida por tanto chismorreo, se lo merezca o no.
Por otro lado, la reina Beatriz de Holanda hizo algo inimaginable: abdicó al trono en favor de su hijo Guillermo Alejandro después de que lo descubrieron con su movida en España para proteger el trono familiar. Así, evitaron que su esposa pidiera el divorcio por dignidad, el quiebre de la corona y reforzaron la continuidad del negocio.
Total, que entre los escándalos de pederastia del príncipe Andrés, el Megxit, las selfies de Victoria Federica, el balazo en el pié del bobo de Froilán el día en que su abuelo (el rey emérito de España, otro Borbón bribón) tuvo un accidente cuando estaba matando elefantes en el tour organizado por su amante, Europa ha dado trabajo a escritores, fotógrafos y críticos de la nota rosa como pocas veces. Esto me parece afortunado porque de otra manera estas personas tendrían que ganarse la vida no sabemos cómo.
Por eso, la próxima vez que estés en la cola del supermercado no sientas culpa si te dan ganas de hojear alguna revista de cotilleos, porque en este 2024 es la única manera de aprender sobre la historia de un continente que no sabe contenerse y cuya realeza está a punto de la extinción, gracias a su poca distinción. Interesante, ¿no les parece?
POR JULEN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@JULENLDG
MAAZ