COMANDO Y CONTROL

Democracia idealista contra autocracia pragmática

Los autócratas van ganado terreno y popularidad entre una nueva generación –global– que es altamente influenciable y hondamente cortoplacista

OPINIÓN

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Íñigo Guevara Moyano / Comando y Control / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Nadie esperaba que Ucrania resistiera los embates de una de las potencias militares más poderosas del mundo durante más de dos años.   

Aunque recordemos que, desde el punto de vista de Kiev, la guerra está entrando ya en su décimo año, pues fue el 27 de febrero de 2014 cuando aparecieron en Crimea los llamados pequeños hombres verdes (PHV).

Estos PHV que portaban armamento ruso y uniformes verdes sin identificación nacional se hicieron pasar por una milicia local de Crimea, que tomó control de las instalaciones estratégicas de la península. Muy pronto fue evidente que se trataba en realidad Fuerzas Especiales rusas. 

Desde entonces, el apoyo de Occidente comenzó a llegar a Ucrania, en un principio a cuentagotas, pero una vez que Rusia decidió una invasión militar total, con la intención de absorber el país entero o convertirlo en una república títere, estilo Bielorrusia, la ayuda de Occidente comenzó a fluir. 

Este apoyo, en forma de todo tipo de armamento y munición, le ha permitido dar oxígeno a la resistencia ucraniana. Y es a raíz, primero de la ocupación de Crimea, y después, de la invasión de toda Ucrania que el mundo se sumerge en una nueva era de Competencia entre las Grandes Potencias. 

Esta siguiente era va a ser como ninguna otra, especialmente por el alcance y la capacidad estratégica de los medios de comunicación de este planeta conectado, que permiten influir en los rincones más lejanos del mundo. Lo que veremos también, más allá de la lucha entre naciones, es el combate entre modelos de gobierno, pues la contienda va a ser una lucha entre las democracias liberales y los regímenes autocráticos.        

Los procesos de toma de decisión en las democracias requieren de consultas internas y externas, análisis profundo y pausas por periodos electorales, lo que les demanda considerar múltiples dimensiones de respeto de los derechos humanos, políticas de inclusión social, protección del medio ambiente, de datos personales, en fin, una gran cantidad de derechos que no se perciben hasta que dejan de existir. 

En competencia, las autocracias tienen un sistema de toma de decisiones mucho más simple, aunque arbitrario y déspota. La única variable que deben considerar es si las decisiones, una vez tomadas e impuestas, van a ser eventualmente aceptadas –ya sea mediante mentira o represión–.  

Con ello, los autócratas van ganado terreno y popularidad entre una nueva generación –global– que es altamente influenciable, hondamente cortoplacista y ven en las políticas de mano dura un nivel de pragmatismo que las justifican, sobre todo, cuando aparentan ser la única solución ante vorágines de gobernanza e inseguridad.

En estos tiempos de buscar soluciones simples, vendibles, los autócratas ganan popularidad, por lo que vemos políticos déspotas y populistas asumir comportamientos arbitrarios, pero eventualmente aceptados. Desafortunadamente, esta lucha se lleva a cabo no sólo en el campo de batalla, también dentro de los sistemas democráticos y con medios electorales.

POR IÑIGO GUEVARA MOYANO

DIRECTOR DE LA COMPAÑÍA DE INTELIGENCIA JANES Y ACADÉMICO VISITANTE DEL ATLANTIC COUNCIL, EN WASHINGTON, D.C.

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