DESDE AFUERA

AMLO vs. la prensa, ¿una victoria pírrica?

La creciente y ya prolongada acrimonia entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y periodistas, especialmente de medios tradicionales, nacionales y extranjeros, puede tener ventajas políticas inmediatas para el mandatario, pero una imagen negativa a largo plazo

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La creciente y ya prolongada acrimonia entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y periodistas, especialmente de medios tradicionales, nacionales y extranjeros, puede tener ventajas políticas inmediatas para el mandatario, pero una imagen negativa a largo plazo.

Más allá de reportajes recientes, la relación entre el mandatario mexicano y los medios en general ha sido mala por años, incluso con algunas de aquellas publicaciones y periodistas que en su momento –por conveniencia y por convicción profesional– le abrieron puertas o espacios. 

Pero el choque más reciente incluyó la indebida divulgación de datos personales de Natalie Kitroeff, corresponsal de The New York Times, luego de que el diario consignara que las autoridades estadounidenses habían sido informadas, pero no prosiguieron una investigación en torno a versiones de que personas cercanas al propio Presidente habían recibido dinero de narcotraficantes durante la campaña política de 2018.

Esa versión fue divulgada dos semanas después de que otro reportaje, publicado en diferentes medios, recogiera versiones similares respecto a su campaña de 2006.

En ambos casos no hubo señalamiento directo contra López Obrador y se puso en duda la utilidad de tales pesquisas para la política estadounidense.

López Obrador se sintió obligado a responder por considerar que era un ataque directo en su contra. Sólo unos días antes, participantes en la "megamarcha" opositora habían lanzado consignas acusaciones similares.

El punto, sin embargo, es que el ataque a Kitroeff fue visto como indebido: la crítica, el cuestionamiento al reportaje, al diario y sus motivos, son tan válidos como se quiera. La información personal no. El caso llegó a organismos no gubernamentales de derechos humanos y de protección a periodistas.  

Es cierto que la relación del gobierno de López Obrador con ellos no es exactamente buena y que su opinión no le preocupa, pero el impacto es multiplicado ahora por el rechazo de medios y reporteros individuales a lo que definen como poner en riesgo personal a Kitroeff, en un país caracterizado como peligroso para los periodistas.   

El momento político estadounidense podría haber tenido influencia en la decisión de publicar esos reportajes, pero el mismo López Obrador les dio mayor importancia al responder desde el púlpito de "la mañanera" y promoverlos al nivel de escándalos internacionales.

Y, al mismo tiempo, politizó el tema; sus partidarios lo cobijarán, sus adversarios lo agregarán a sus alegatos.

Pero el tema es la decisión del mandatario de publicar los datos de Kitroeff y donde lo coloca. Puede ser una prueba de fuerza, pero también una victoria pírrica para López Obrador: Estados Unidos necesita de la ayuda mexicana para controlar la migración y en alguna medida el narcotráfico. 

Presentarse como víctima de difamación del extranjero y en lucha contra grandes intereses le puede acarrear ventajas, pero el lado negativo puede verse así: en "X" (antes twitter) AMLO tiene 10.2 millones de seguidores; The New York Times tiene 53 millones. 

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM

@CARRENOJOSE

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