CAMPUS

Voto (In) útil

Algunas mexicanas llevan tiempo frustradas con nuestro sistema electoral

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Algunas mexicanas llevan tiempo frustradas con nuestro sistema electoral. Desde 1997 y con el primer gobierno dividido, las votantes mexicanas han evidenciado una gran sofisticación: votaban (hasta el 2018) de manera estratégica y estratificaban su voto. Esto generaba gobiernos divididos: quien encabezaba el poder ejecutivo debía de generar los incentivos necesarios para que sus propuestas prosperaran en el legislativo.

Esto ha orillado a las sufragantes a creer que ciertas adecuaciones al entramado institucional como el balotaje son necesarias con el fin de construir gobiernos con mayorías legislativas. Las críticas a las segundas vueltas se ciñen a que se pueden generar también tiranías frente a proyectos políticos minoritarios.

La regla de mayoría de los regímenes presidenciales crea incentivos estratégicos que funcionan muy mal para los partidos en ciernes. En el caso del first past the post, la candidata que obtiene el mayor número de votos, “gana todo”. El problema radica en que las votantes que tengan alguna predilección por una opción diferente a la de las candidatas principales podrían decidir no votar por su opción preferida por temor a desperdiciar su voto.

Y peor aún: incluso si a todas les gustara más una candidata, se abstendrían de darle su voto si creen que no tiene posibilidades de alcanzar la victoria. En el Reino Unido -que es un régimen parlamentario- esto significa que el porcentaje de escaños de las demócratas liberales -por ejemplo- es menor que su porcentaje de votos y posiblemente mucho menor que el número de votantes que se identifican con este partido.

¿Es posible diseñar un sistema de votación en el que se pueda estar seguro de que todos tienen un incentivo para votar según sus verdaderas preferencias? Allan Gibbard y Mark Satterthwaite (de forma independiente) dieron una respuesta negativa: no existe un modelo de votación que incentive a las personas a revelar sus preferencias honestamente.

El teorema dice que, si hay tres o más candidatas, cualquier forma de votación que no sea una dictadura y que permita la posibilidad de que gane cualquier candidata, es susceptible de votación estratégica. En este tipo de andamiajes políticos las sufragistas votan de manera táctica, es decir, ordenan sus preferencias y votan por su segunda mejor opción para que no gane su última alternativa.

El problema es que este voto (in) útil nos ha orillado a orientar nuestras preferencias en favor de servidoras públicas mediocres o que no se han conducido con probidad. En la búsqueda de votar por la menos peor, estamos construyendo la peor clase política. 

Elecciones a tercios en los comicios del próximo verano, nos permitirán votar “honestamente” por el candidato o candidata que represente la mejor opción. La condición sine qua non para que México regrese al sendero de la transición es la renovación de la elite política que se ha reciclado por décadas.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

CONSULTOR

@AECHEGARAY1

MAAZ