COLUMNA INVITADA

Mexicanas y mexicanos: el lábaro de identidad

Se hace realidad el proverbio popular al señalar que nosotros no elegimos donde nacer

OPINIÓN

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Gabriela Salido / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se hace realidad el proverbio popular al señalar que nosotros no elegimos donde nacer. Sin embargo, sí elegimos el amor que le demostramos a nuestra patria una vez que poseemos la misma. Esto, sin duda tiene que ver con la construcción de ciudadanía, la que se inculca y fortalece durante los primeros años de vida, en la escuela y en casa.

No es secreto que la educación cívica en nuestro país nunca ha alcanzado un máximo reflejo social y, por el contrario, parece cada vez más débil ese ímpetu ciudadano por rendir honores a los símbolos patrios como muestra del amor a nuestro país. Construcción de ciudadanía en declive.

Algunos puntos elementales durante nuestra educación primaria, sí o sí, se vinculan con la conformación de nuestro país, no hablo de pequeños ciudadanos expertos en formas de estado y de gobierno; sino, sobre infundir la conciencia de reconocerse y saberse parte de un país, y así cultivar el amor al mismo, mediante el respeto a las diferentes expresiones de ciudadanía.

Si bien, el gobierno tiene la obligación de promover los valores cívicos al impartir educación, la ciudadanía al ser el fin de la misma, también cuenta con el derecho y la obligación de cultivar sus valores cívicos y ponerlos en práctica día con día.

A lo largo de nuestra historia, se vivieron muchas luchas que han moldeado lo que México es hoy como nación. Durante ese proceso, la bandera ha funcionado como un emblema de unificación. Origen de identidad colectiva.

Cerca de la conmemoración del día de la bandera, es importante recalcar que, sin importar el origen étnico, género, condición de salud, orientación sexual, etc., como personas mexicanas, contamos con la libertad de rendir honores a nuestro lábaro patrio.
Que la bandera nacional no se encontrara desplegada aquel domingo 18 de febrero en la plancha del Zócalo capitalino, revela la forma en que percibe la pluralidad ideológica la administración en turno.

En las imágenes de la “Marcha por nuestra Democracia”, convocada por organizaciones de la sociedad civil, se aprecia la gran cantidad de banderas nacionales que fueron ondeadas con júbilo por las personas asistentes, pero la oficial, fue la gran ausente.

¿Por qué privar a un conjunto de personas que ponen en práctica sus valores cívicos, de rendir homenaje a la bandera oficial que se encuentra cotidianamente en ese espacio?

Antes de cualquier corriente ideológica, todas somos mexicanas y mexicanos. Una sociedad democrática se caracteriza por la existencia de diferentes formas de pensar, mismas que deben tener cabida en el debate público y ser respetadas. Rendir honores al lábaro patrio como ejercicio de valores cívicos, también es un derecho.

Resulta lamentable que la presencia de la bandera nacional se muestre como una decisión política, cuando tenemos una construcción de ciudadanía en declive.

POR GABRIELA SALIDO
Diputada del Congreso CMDX

@gabysalido

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