COLUMNA INVITADA

El caló

De acuerdo al libro El hampa confidencialmente del profesor Elgin Rod

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

De acuerdo al libro El hampa confidencialmente del profesor Elgin Rod,  “Argot o caló es el lenguaje del bajo mundo…dialecto turbio, idioma infame y ventajosa muralla protectora de los fuera de la ley, salvaguarda de sus intereses”.

Eustaquio y Aureliano veían atentos el aparador de la tienda El Triunfo las novedades en bicicletas, máquinas de escribir, fonógrafos, radios, refrigeradores, estufas, máquinas de coser, entre otros artículos, a un lado de ellos de igual forma dos personas los observaban y expresaban, “vamos a trabajar a Hermenegildo con el dos de bastos” o sea robar introduciendo los dedos índice y medio de las víctimas.

El investigador Sergio González Rodríguez escribe en el prólogo del libro Diccionario de la cárcel, El Canerousse, editado por Salario del miedo lo siguiente, “A lo largo del siglo XX, el habla carcelaria, caliche, caló, argot, tatacha mexicana tuvo una dimensión alterna a las normas colectivas y se ubicó en los bajos mundos.

Entre algunas de las expresiones de El Canerousse, anotamos; Al cerrote, horario en que cierran las celdas; Aventar la 33 o aventar pesada, envolver en una mentira; Dormilona, mariguana; Mamá, se dice del reo más antiguo de una celda. Quien tiene el control de un negocio, entre otras muchas.

Otras más del caló mexicano: Acordión de guarnetas, altero de tortilla; Achánate, espérate, siéntate, detente;  Aguanta la muey,  callate: Afanador, ratero; Afanar con sancho, robar con anillos, uno bueno que es el  que proponen en venta y otro falso, con el que lo sustituyen hábilmente, cuando ya el trato se ha cerrado.

Por su parte, Carlos G. Chabat, director de la Academia de Policía en 1956 a quien debemos el texto Diccionario del caló. El Lenguaje del hampa en México, nos dice, “El término Caló fue inicialmente empleado para distinguir el lenguaje o dialecto de los gitanos, que en caravanas recorrían Europa, y al adaptarlo en parte la gente del pueblo bajo y mezclarse con los idiomas y dialectos en uso en los distintos países, se fue transformando y diferenciando”.

Y agrega Chabat, “Elástico y convencional, se adapta a las más diversas circunstancias para expresar lo que quiere, y está en evolución perpetua”, más aún dice el autor, “El lenguaje del hampa abunda en metáforas y tiene imágenes llenas de colorido. No puede negársele el valor de su contenido humano”.

Otras voces del lenguaje delincuencial; La chida te riflea un resto; esa guapa mujer te mira insistentemente: Pa-ribera en el patín y de cuete para el clavel, al rayo se la baratillamos al apara-chueco; Súbete a esa bicicleta y vete rápidamente a esconderla, luego la vendemos al que nos compra lo robado.

Don José Lamberto abordó un tranvía con rumbo a Iztacalco para ir a visitar a su hermana Marcolfa que vivía por eso rumbos, cuando escuchó un diálogo entre dos pasajeros: Quiubanas mi cuáchara (¿Qué tal, mi amigo?), Hace un resto que no te vigas. ¿ónde , estabas? , en la cana (En la cárcel), lo anterior pertenece al libro Diccionario del hampa, de R. Amor.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ