COLUMNA INVITADA

El verdadero alcance de la banca estadounidense: la refinanciación del sector inmobiliario

En el horizonte financiero de EU, casi 3 billones de dólares de deuda de bienes raíces comerciales están programados para vencer entre 2023 y 2028

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez Anzures / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En el ambiente de alta competencia que se vive actualmente en el mundo muchos son los factores que pueden determinar el crecimiento económico de una nación o su rezago con relación a otros países. La banca comercial es uno de esos factores que comúnmente, no son analizados con gran detenimiento dentro de los círculos de estudio, ya que su sola presencia, da por sentada cierta estabilidad y necesidad para que los negocios puedan realizarse en tiempo y forma.

Por ejemplo, tener un sector bursátil fuerte y vigoroso, puede ayudar a garantizar que el bienestar del ambiente de negocios dentro de una nación sea proclive para el avance de nuevas tecnologías, mayores inversiones en aquel lugar, o simplemente se favorezca la renovación de la infraestructura urbana existente con buenos niveles de rendimiento. Para cualquier gobierno, esta sencilla fórmula dinamiza el ejercicio de su proyecto de gobierno y ayuda a cumplir de manera eficiente el gasto público proyectado. 

Ahora bien, en este mismo orden de ideas, lo más importante, es tener en consideración que el eje principal y articulador de este tipo de crecimiento sostenido e integral, se da a través de la banca y su prospectiva de negocios, es decir, de su techo de endeudamiento. Mientras más corto sea este último elemento, menor será la capacidad para financiar de manera saludable y segura los proyectos de inversión que el gobierno tenga en mente en el futuro inmediato.

Por todo lo anterior, el caso de la banca en Estados Unidos, versus sus principales inversores y riesgos potenciales, son un caso de estudio y análisis útil la generación de escenarios prospectivos, así como también, para la creación de planes y programas de contención económica de cualquier país dependiente de su vigorosidad financiera, como es el caso de la económica mexicana.

Ante el contexto anterior, en el horizonte financiero de Estados Unidos, casi 3 billones de dólares de deuda de bienes raíces comerciales (CRE), están programados para vencer entre 2023 y 2028, según el último gráfico de la agencia noticiosa Bloomberg. Este término de la deuda representa un momento crucial, tanto para los prestamistas como para el mercado inmobiliario comercial en su conjunto.

Y en este sentido, la primera pregunta que convendría formularse al respecto es, ¿si la sanidad del mercado de la construcción y los bienes rices en el país de las barras y las estrellas seguirá asegurado o sufrirá un decrecimiento pronunciado producto de estos ajustes bursátiles que impacten de manera negativa en su rendimiento y expansión?

Los bancos, como muestra la fuente informativa arriba aludida, tienen la mayor exposición, con una cantidad significativa de deuda CRE, cuyo vencimiento tendrá lugar durante los próximos cinco años, algo que ya ha comenzado a notarse en las recientes caídas en la cotización de algunos bancos estadounidenses (New York Bancorp, Valley National Bancorp), alemanes (Deutsche Pfandbriefbank) e incluso japonés (Aozora Bank).

Estas correcciones pueden reflejar la preocupación de los inversores sobre la capacidad de los entes financieros para manejar una oleada de deudas que vencen en un mercado potencialmente volátil. Ya que, si el valor de las propiedades comerciales disminuye, o si los ingresos por alquileres se estancan, los bancos podrían enfrentar mayores tasas de incumplimiento y, por lo tanto, serían más vulnerables a las pérdidas en sus carteras de préstamos CRE.

Por lo tanto, la decisión de algunos bancos de incrementar sus reservas, junto a unos resultados peores de lo esperado, está confirmando el temor de los inversores. Este riesgo se ve exacerbado por el actual ambiente económico, marcado por una inflación que aún no está bajo control, lo que obliga a mantener un nivel de tasas de interés muy superior a la media de las últimas décadas.

Y es que un ambiente de especulación y miedo crecientes, no son los mejores elementos proclives para generar mejores inversiones y dar certeza a los mercados internacionales, sino todo lo contrario.

La situación actual de las empresas patrocinadas por el gobierno (GSE), que incluyen gigantes como Fannie Mae y Freddie Mac, muestra una exposición mucho más moderada, sobre todo, si la comparamos con la exposición que tuvieron en la anterior crisis inmobiliaria de 2008. Esta situación indica invariablemente que si existe cierto temor ante la burbuja inmobiliaria que se pudiera estar gestando de nueva cuenta en este año que aún va iniciando.

En resumen, a medida que se acerquen las fechas de vencimiento de estos créditos, los prestamistas deben prepararse para una posible refinanciación a niveles mucho más altos o, a la recuperación de propiedades, si los prestatarios no pueden cumplir con sus obligaciones, algo que cada vez parece más probable, dado que la tasa de desocupación de oficinas en Estados Unidos ha subido al 19,6%, el nivel más alto, desde que se tiene registro de este indicador en la década de los 80s. En cualquiera de los dos casos, la tensión y volatilidad en torno a este segmento del mercado inmobiliario, podría aumentar mucho más a lo largo del año, y su impacto en algunas entidades financieras podría ser significativo. Países como China y algunas entidades comerciales internacionales, seguirán muy de cerca el desempeño de este sector, debido a la enorme trascendencia que tiene para la sanidad de los mercados y la salud de sus inversiones. Las autoridades mexicanas deberían hacer lo mismo. 

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

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