COLUMNA INVITADA

La flotilla de la explotación sexual

Muchas sólo salieron de esos encierros hasta que perdieron la vida

OPINIÓN

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Rosi Orozco/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Durante años, la organización criminal Cid Hernández permaneció oculta ante los ojos de las autoridades en México y Estados Unidos. Sus fundadores se presentaban como integrantes de una empresa de transporte para particulares, pero detrás de la fachada había falsos empresarios y choferes que eran, en realidad, parte de una red de explotación sexual que engulló, acaso, a cientos de menores.

Su operación arrancaba en México, donde su líder Roberto César Cid (60), junto con Blanca Hernández, José Facundo Zárate (34) y Luz Elvira Cardona (35 años), y más, privaba de la libertad a sus sobrinas y a las conocidas de sus sobrinas para llevar hasta las orillas del Río Bravo. Una vez que pisaban la Unión Americana, los motores rugían.

Decenas de choferes esperaban a las víctimas recién sacadas de su país para meterlas en vehículos que no paraban hasta llegar a Los Ángeles, Atlanta o Nueva York. Ahí, eran encerradas en residencias privadas, departamentos o burdeles clandestinos para su explotación. Muchas sólo salieron de esos encierros hasta que perdieron la vida.

Para asegurarse que ninguna autoridad se enterara del modus operandi, los Cid Hernández sumaron a un policía a su organización para elevar su protección y daban a los choferes instrucciones precisas de transportar a las víctimas hasta sus encuentros sexuales y de regreso a las casas de seguridad para impedir su huida.

Su operación se extendió por tantos años que en el barrio neoyorquino de Queens existe una palabra para esos choferes: "Delivreros" (de la palabra en inglés "Deliver" o “Entregar”), quienes son el pilar de este sistema de explotación.

Pero a mediados de octubre de 2023, los vehículos pararon. Tras un operativo que llevó a varios arrestos, Roberto, Blanca, José Facundo y Luz Evira fueron declarados culpables por un jurado en Brooklyn de nueve cargos criminales, entre ellos, explotación sexual de menores y extorsión.

El caso exhibió la figura del chofer-empresario-explotador sexual, que además se quedaba con una parte de las ganancias, en algunos casos hasta la mitad, y que ha permanecido impune por razones desconocidas, como sucedió en el Caso Meléndez Rojas, una familia de Tenancingo, Tlaxcala, donde solamente los mexicanos fueron sentenciados y los choferes explotadores quedaron impunes.

La sentencia para los cuatro acusados se dará a conocer el próximo 5 de abril, marcando así el cierre de un caso más contra explotadores sexuales detenidos y procesados en Nueva York. Este caso representa un avance al vincular, por primera vez, a los choferes asociados a las redes binacionales de trata de personas.

Por ahora, la justicia ha puesto fuera de circulación al polo mexicano de esta banda que operó con cómplices estadounidenses. Confíamos en que muy pronto sean detenidos y sentenciados todos los que hicieron posible el sufrimiento de tantas adolescentes y mujeres. Que caigan sin importar su ciudadanía ni placas de automóvil. El silencio de sus motores será el clamor de justicia.

POR ROSI OROZCO
@ROSIOROZCO  

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