COLUMNA INVITADA

Otra vez el Tren Maya

A penas un par de semanas decíamos que las diferencias entre lo que se presume en México

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A penas un par de semanas decíamos que las diferencias entre lo que se presume en México como una mega obra y lo que sucede en el resto del mundo es no solo ofensivo sino ridículo.

Pero faltaba lo peor, lo más delicado, la semana pasada el Tren Maya tuvo un percance serio. Un muro de escala del puente en construcción del tramo 6, en la zona de Pedro A. Santos y la vía corta a Mérida, se desplomó y provocó que dos trabajadores tuvieran que ser llevados a un hospital cercano en el municipio de Bacalar.

Al realizar trabajos de colocación de varillas en un muro del puente, la estructura comenzó a crujir y, de manera inevitable, se desplomó. Las autoridades, como casi siempre sucede en este tipo de hechos, se limitó a decir que realizará una investigación exhaustiva para determinar las causas exactas del colapso.

No es un hecho aislado, en el tramo de Palenque, Chiapas, dos trabajadores perdieron la vida al quedar sepultados bajo un alud de tierra mientras realizaban labores en las obras de construcción del Tren Maya.

Por si esto no fuera suficiente, hace tan solo unas semanas, el Tren Maya registró fallas y retrasos en el tramo que va de Quintana Roo a Palenque, pese a que recién había sido inaugurado por el presidente López Obrador.

En enero, los usuarios del tren denunciaron un retraso de dos horas para salir de Cancún, ya en el recorrido, el tren se descompuso nuevamente y los pasajeros quedaron varados otras dos horas en espera de reanudar el camino.

No se trata de hacer politiquería en torno al Tren Maya, sino de señalar con objetividad, las fallas y falta de pericia en la planeación de esta obra, ya de por sí muy cuestionada por la devastación que ha provocado en el medio ambiente.

Nadie quiso escuchar a los ambientalistas que advirtieron sobre posibles daños a ecosistemas, incluida una red de cenotes, estas cavernas excavadas por el agua en el suave lecho de piedra caliza de la región durante millones de años. Incluso, expertos temen que las vibraciones de las máquinas de construcción y de los trenes dañen las bóvedas de las cuevas.

Esperemos que este accidente no se deba a las prisas y a la falta de experiencia de los contratistas, ya que el presidente López Obrador había dicho que los tramos 5, 6 y 7 se inaugurarían en diciembre del año pasado. Ante el retraso y para finalizar lo más rápido posible, el ejército está subcontratando servicios, maquinaria y trabajadores para cumplir con los deseos del primer mandatario.

Pareciera una constante en las obras que se han construido en esta administración, las mismas no están bien planeadas y, sobre todo, proyectadas a futuro. Tenemos un aeropuerto que no acaba de despegar, una refinería que no refina y que en épocas de lluvia se inunda y ahora un Tren Maya que independientemente de los señalamientos de daños al medio ambiente, arranca con muchísimos problemas.

Ojalá por el bien de México, que estas obras funcionen y den los resultados que prometieron las autoridades responsables, ya que, de no ser así, serían elefantes blancos que provocarían un daño incalculable en la parte económica, pagadas, desde luego, con los impuestos y el trabajo de todos los mexicanos.

No se nos debe de olvidar, las obras en un sexenio se deben de medir por sus resultados, concretamente, por los beneficios que representan para la sociedad en su conjunto.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO

eduardomacg@icloud.com
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