APUNTES DE GUERRA

¿Democracia sin demócratas?

La Marcha en Defensa de la Democracia tuvo enorme impacto; para el Presidente es una señal de que no todo va a ser 'un día de campo' camino a las elecciones

OPINIÓN

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Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Habrá sido una coincidencia que pasó inadvertida hasta para los convocantes, pero la marcha en defensa de la democracia de este pasado domingo se dio precisamente en el aniversario de la aprehensión del presidente Francisco I. Madero perpetrada por los golpistas que poco después habrían de asesinarlo. La joven democracia mexicana sufrió un golpe del que tardó casi un siglo en reponerse. 

La movilización del 18 de febrero tuvo enorme impacto, tanto por el número de participantes como por las imágenes de un Zócalo desbordado de gente que salió a manifestarse en defensa de la democracia, pero también, o sobre todo, en contra de las reformas propuestas recientemente por el presidente López Obrador.

Para la oposición, fue un éxito rotundo. Para el presidente y su partido, incluida su candidata a la presidencia, una señal de que no todo va a ser un día de campo camino a las elecciones del próximo 2 de junio. 

No quiero decir que una jornada de protesta exitosa vaya a definir un cambio dramático en las intenciones de voto, de ninguna manera. La ventaja que lleva Morena en la contienda presidencial y en muchas de las estatales no se puede revertir tan fácilmente, pero en lo que ha sido una campaña con su alta dosis de traspiés y contratiempos como la de Xóchitl Gálvez, lo sucedido el domingo es una bocanada de oxígeno que sin duda levantará los ánimos y los números.  

Por otra parte, las reacciones del presidente y de Claudia Sheinbaum a la movilización del domingo fueron las esperadas: dura crítica a los participantes e intento de minimización del impacto. Mensajes para la base y el voto duro que en poco o nada moverán las simpatías y que solo reforzarán las antipatías. La apuesta parece ser jugar con el marcador y con el calendario rumbo al día de la elección. 

Pero hay algo en esas respuestas, y en muchos de los mensajes de la marcha, que es la tendencia  de partidarios de la oposición o de la 4T a descalificar a los demás y a pretender erigirse -cada grupo por su lado- en la encarnación de la ciudadanía, del pueblo, de la gente decente, de lo que usted quiera y guste, querido lector. 

Esta pretensión presupone un talante profundamente absolutista, y por lo tanto antidemocrático, de quienes lo expresan. En la marcha participaron muchísimos ciudadanos preocupados y convencidos de las causas que la animaron, pero eso no quita el ánimo y la intención claramente partidistas y proselitistas de varios de los convocantes o protagonistas.

Señalarlo no resta mérito a la movilización, y sería muy injusto querer encasillar a quienes acudieron de manera espontánea y voluntaria con quienes tenían otros fines. 

Nadie es dueño ni de la virtud ni de la razón absoluta. Entender eso es imprescindible para quien pretenda ser un auténtico demócrata. Y la democracia, recordémoslo, solo se puede construir -y defender- con demócratas. 

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

GGUERRA@GCYA.NET  

@GABRIELGUERRAC

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