COLUMNA INVITADA

Con el mínimo salario, no tenemos lo mínimo

Haciendo la comparación de ingresos, en estos cuatro ramos, del año 2018 frente al 2023, podemos afirmar que el aumento al salario mínimo, a pesar del incremento, no ha tenido repercusión en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos mexicanos

OPINIÓN

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Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En México, tenemos un límite mínimo del salario que durante este sexenio ha aumentado de forma importante, pero existe una pregunta que responder.

¿Dicho incremento ha trascendido en la mejora de los hogares de nuestro país?

La respuesta tiene diversas aristas, si establecemos que los hogares necesitan cosas básicas, en conjunto para que funcionen, tales como comida, transporte, educación, renta de vivienda, salud y un largo etcétera.

Por lo tanto, se pensaría que la mejora del 110% en el salario mínimo, debería hacer la diferencia, para salir de la pobreza laboral, sin embargo, la cifra pierde relevancia, cuando realizamos un análisis de todo el conjunto.

México, posee un indicador poco estudiado, se trata de la Encuesta Nacional de Gasto en los Hogares, conocido como (ENGASTO). En el mismo se puede apreciar una comparación de ingresos y gastos que toda familia realiza en nuestro país. Del mismo nos interesan cuatro rubros:  Ingreso por trabajo formal, jubilaciones, becas otorgadas por el gobierno e ingresos de países extranjeros.

El primero porque se deriva del trabajo formal, que es el único rubro sobre el cual se tiene certeza del incremento del valor nominal al salario mínimo, ya que tiene los controles estatales regulatorios.

El segundo se trata del ingreso por Jubilaciones, pensiones e indemnizaciones por accidente de trabajo, despido y retiro voluntario, éste interesa porque el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), gestiona las aportaciones de gobierno, empresas formales y trabajadores activos. Con las finanzas anteriores, se busca el equilibrio entre activos y pasivos, siendo éstos últimos los jubilados y categorías indicadas.

De igual manera, transcienden, las becas provenientes del gobierno (conocidas como programas sociales), pues, suponemos que se han expandido a un mayor número de personas, pero éstas, se pagan a partir de impuestos que la mayoría de los mexicanos aportamos al sistema de recaudación fiscal, los más conocidos son el impuesto sobre la renta, el cuál ha disminuido, ante el recorte de trabajos de calidad; y el Impuesto al valor agregado, que es mucho más generalizado.

Por último, uno de los datos más interesantes es el de las remesas, pues pagan un doble impuesto, el primero; en el país extranjero donde se obtienen y, después al ser recibidos por las familias en nuestro país, ya que los depósitos bancarios o transferencias, son tasadas por el SAT. 

Haciendo la comparación de ingresos, en estos cuatro ramos, del año 2018 frente al 2023, podemos afirmar que el aumento al salario mínimo, a pesar del incremento, no ha tenido repercusión en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos mexicanos, según las cifras del INEGI:

El discurso aparenta la mejora económica, sin embargo, el panorama con los datos revisados, dan certeza de que la pobreza laboral seguirá aumentando, porqué la inflación suele incrementarse, así que seguirá deteriorando el poder adquisitivo.

La segunda causa, es que la informalidad genera una economía más ágil, al evadir, obligaciones estatales burocráticas, lo que reduce el número de empresas reguladas, y como consecuencia de lo anterior, decrece el fondo de pagos de jubilación.

 Las becas del gobierno al masificarse pierden su propósito, ayudando menos, y desperdiciando la intención social que pretenden proteger. Por último, el aumento de las remesas refleja situaciones preocupantes: Una mayor migración, a fin de sostener, los hogares en México y la perdida de estructuras familiares, así como la desertificación del arraigo nacional, qué resulta indispensable para todo país.

¿Qué se debería hacer? Lo primero, es un cambio en la educación laboral, con el esfuerzo y la participación de las escuelas, familias, empresas y sociedad civil, pues claramente, la intención y planeación gubernamental, no tienen metas prontas, ni alineadas a las necesidades urgentes de la sociedad.

Referirnos al cambio, implica acciones educativas que fortalezcan semilleros de estudiantes y familias, en todos los extractos financieros, otorgando la posibilidad de enseñar nuevas herramientas para prepararse a la llegada de la revolución tecnológica que cada día ampliará la brecha entre aquellas personas que tienen medios alternativos de conocimientos y de resolución de problemas, frente a otras que no poseen dichas aptitudes, lo que desembocará, en los desplazamientos laborales generalizados, que pueden convertirse en una carga gubernamental.

En conclusión, el incremento del salario mínimo, no debería ser una bandera de éxito laboral, porque no abarca a la mayoría de los ciudadanos, y no es una la realidad.

¿A poco a ti te sobra?

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

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