COLUMNA INVITADA

El club de Bilderberg: tendencia de la élite

Las participantes de Davos han sido más proclives a favorecer políticas que defiendan el statu quo del orden mundial heredado desde la segunda guerra mundial

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

En semanas recientes un nuevo certamen del Foro Económico de Davos se llevó a cabo con la asistencia de múltiples personalidades de la política mundial y líderes internacionales de sectores productivos de la economía global. Como se sabe, este encuentro, además de tratar de encontrar nuevas rutas de análisis a problemas estructurales de la sociedad mundial como el calentamiento global o los conflictos bélicos en medio oriente, también tiene por objetivo, ofrecer puntos de encuentro para la construcción de nuevos acuerdos comerciales que busquen fortalecer el crecimiento sostenible para la mayor parte de las naciones en el planeta.

El problema con la implementación de las opiniones y propuestas vertidas en este foro de análisis es que también, se considera que sus participantes desde su primera edición han sido más proclives a favorecer políticas que defiendan el statu quo del orden mundial heredado desde la segunda guerra mundial, que innovadores en su búsqueda por establecer un orden económico más justo e inclusivo en donde la concentración de la riqueza disminuya de manera sustancial.

En medio de ese ambiente de cuestionamientos el Foro de Davos, se lleva las miradas y la cobertura noticiosa internacional. Sin embargo, lo que casi todo el mundo ignora, es que su realización tiene por objeto, convertirse en el ante sala de la selección de los asistentes al club Bilderberg.

¿Pero qué es el club Bilderberg y por qué es tan importante para el entorno internacional su realización?

El Club Bilderberg es una conferencia anual que reúne a personas influyentes de todo el mundo en los ámbitos económico, político y mediático, y se ha convertido en objeto de conspiraciones y controversias durante años.

El origen de esta organización se remonta a los años cincuenta. Tras la Segunda Guerra Mundial y el lanzamiento del Plan Marshall, justo en los tiempos en donde comenzó a crecer en Europa un rechazo a Estados Unidos, una visión que preocupaba a la élite europea en un contexto de la Guerra Fría. De esta manera, personalidades como el polaco Józef Hieronim Retinger  —político y activista exiliado en el Reino Unido— promovieron una conferencia con participantes europeos y estadounidenses. La intención era fomentar el atlantismo y la unidad entre Europa occidental y Norteamérica, y debatir sobre la cooperación económica y política en el marco del libre mercado y el modelo de la sociedad occidental.

La primera conferencia de este club se celebró en 1954, en el hotel Bilderberg, en Países Bajos, motivo por el cual, fue bautizado con ese nombre. A dicha cita, acudieron varias decenas de delegados de diversos países europeos y por supuesto, Estados Unidos. Al menos un político liberal y otro conservador de cada país acudían al encuentro, con el propósito de fomentar el debate entre posiciones ideológicas opuestas. Con el tiempo, el éxito de la reunión fue tal, que terminó por constituirse como institución permanente, con un comité de dirección encargado de organizar la reunión de manera anual.

Este comité directivo, ha sido encabezado por personas como Bernardo de Lippe-Biesterfeld, príncipe consorte de los Países Bajos, Peter Carington, secretario general de la OTAN entre 1984 y 1988, o Étienne Davignon, vicepresidente de la Comisión Europea de 1981 a 1985. El presidente actual es el economista belga Victor Halberstadt.

Por otra parte, es importante señalar que el Club Bilderberg se financia con aportaciones de capital privado, las cuales sirven para mantener los cargos permanentes de la institución, mientras que las reuniones son cubiertas por los miembros del comité de dirección del país en el que se celebra cada año.

Así mismo, uno de los aspectos más controvertidos de este club es su secretismo. Los 120 o 150 asistentes que acuden cada año a este evento, se reúnen bajo la regla Chatham House, (un sistema para la celebración de debates y mesas redondas sobre temas controvertidos, el nombre proviene de la sede del Real Instituto de Asuntos Internacionales, donde surgió la norma en junio de 1927), por la que se les permite divulgar, lo que se ha discutido, pero sin citar a personas concretas, con lo que se busca proteger las opiniones de todos los participantes y generar un clima de debate cómodo.

Además, el acceso a la prensa no se permite, lo que añade aún más misterio a las cumbres. Debido a su secretismo y exclusividad, se ha llegado a suponer que este sitio, es el lugar en el que se decide el destino del mundo. La realidad, es que los personajes más influyentes de la escena internacional se dan cita en este sitio y que las reglas de la protección de información y el acompañamiento irrestricto del anonimato respecto a las opiniones vertidas en este lugar confirman que solo la élite planetaria se da cita en este sitio.

Temas como: la inteligencia artificial, la guerra en Ucrania, China, Europa, “el liderazgo de Estados Unidos”, la OTAN, India, las amenazas transnacionales, el sistema bancario, los desafíos fiscales, la política industrial y el comercio y la transición energética han marcado la agenda del encuentro, desde el año pasado y se prevé que en la edición de este año  pudiera estarse discutiendo la viabilidad del sistema económico  actual versus el avance en el descontento internacional de muchos países en vías de desarrollo que no consiguen mejorar sus estándares de calidad de vida.

Por todas estas razones, el estudio y el seguimiento de las acciones y las decisiones vertidas en un espacio de encuentro como el club de Bilderberg no deben pasar desapercibidas, ya que la élite mundial siempre tendrá un peso específico y protagonista en las decisiones económicas y bursátiles en un mundo cuyos cambios procedimentales y conceptuales cada vez más son más rápidos y convulsos.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

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