Más allá de la veracidad de las acusaciones, surgidas desde los Estados Unidos, y las repercusiones legales que puedan tener, el presidente Andrés Manuel López Obrador arrastró el lápiz y, según sus cálculos, el caso no tendrá ningún efecto negativo sobre su persona y, mucho menos, en Morena.
Prevé el mandatario que cada campaña de desprestigio le reste un punto de su popularidad por mes; es decir, del 70 por ciento de aprobación que tiene ahora, podrían restarle cuatro puntos de aquí a junio, llegando con un 66% de aceptación al día de las elecciones, lo que resulta favorable para él, Claudia Sheinbaum y su movimiento.
Según fuentes de Palacio Nacional, AMLO no está preocupado por lo que se dice en torno a que su campaña de 2006 pudo ser financiada por el narcotráfico. Está ocupado, dicen, en demostrar cuál es la intención y el origen de la información conocida esta semana.
Y de una cosa tiene certeza: si alguno de sus excolaboradores tuvo o tiene, hizo o deshizo, recibió o repartió dinero, y todo está debidamente sustentado, no meterá las manos al fuego por nadie.
Lo demostró en su momento con el caso René Bejarano, a quien grabaron en video recibiendo dinero de manos del empresario Carlos Ahumada y no movió un dedo para evitar que pisara la cárcel.
Con este ejemplo y la narrativa de que todo forma parte de una acción orquestada en EU para debilitar a Joe Biden y buscan influir entre opositores a la 4T en México, López Obrador hará frente a la nueva embestida.
Sabe que las investigaciones en cuestión y su difusión, entre periodistas estadounidenses y mexicanos, no fueron hechas por instrucción del mandatario gringo.
No obstante, lo señala como el responsable directo para que investigue y deslinde a la Casa Blanca de todo el escándalo, porque mientras la información difundida no sea oficial, todo se quedará en filtraciones sin sustento legal. Un chisme político-judicial.
Promovido todo por los republicanos, adversarios de Biden, y personajes vinculados con la DEA y la CIA, que quieren influir en la política doméstica de EU, de cara a las elecciones presidenciales de noviembre y, de paso, favorecer a la oposición mexicana y grupos de derecha, rumbo a los comicios de junio en territorio azteca.
Hay quienes piensan, sin embargo, que el asunto es más delicado de lo que parece y la verdad se conocerá paulatinamente. Lo cierto es que AMLO hará todo para manejar la crisis a su favor e impedir que afecte su proyecto en la sucesión presidencial.
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ENTRE PERIODISTAS siempre se dice que lo más fácil para un político o funcionario es culpar al mensajero cuando recibe una crítica o publican información en su contra.
Es una salida fácil; sin embargo, en el caso de la supuesta investigación contra AMLO, desde EU, algunos colegas publicaron el tema al mismo tiempo. Volaron en escuadrón, lo que quiere decir que el tema no fue producto de una investigación.
Alguien puso el asunto en sus manos, lo que, quiérase o no, genera dudas, dejando ver que utilizan a medios y a colegas, con cierto prestigio, para golpear al presidente mexicano y su proyecto político.
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EN MORENA dan por hecho que tienen el triunfo asegurado en seis de los nueve estados que renuevan gubernatura. Ven una competencia cerrada en Jalisco y Yucatán. En el primer caso porque el gobernador emecista Enrique Alfaro juega a favor de Morena y, en el segundo, porque el panista Mauricio Vila no meterá las manos. El problema en la península es que los morenistas enfrentan serios problemas por querer imponer a Rommel Pacheco en la capital.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “En el circo de las acusaciones, a veces los malabaristas son los que menos esperas”.
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POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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