El día de ayer se desarrollaron casi al mismo tiempo dos eventos que contrastan en su naturaleza y propósito. Por un lado, el registro ante el INE de la doctora Claudia Sheinbaum como candidata presidencial, quien hace historia en la representación femenina de la política nacional y en la lucha por la igualdad de género; y por otro lado, la marcha de defensa de la democracia, cuya causa plantea interrogantes sobre su verdadera intención y los intereses que representa.
Se dijo que la marcha por la democracia fue una convocatoria totalmente ciudadana, aunque las organizaciones que la impulsaron han respaldado a la candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez. En contraste, el respaldo hacia Claudia Sheinbaum tiene un origen distinto, emana del pueblo y refleja el deseo de mantener la transformación.
La marcha fue impulsada por organizaciones civiles y empresariales que han manifestado su rechazo en contra del actual gobierno. En la manifestación se realizó la denuncia de una supuesta elección de Estado, una acusación que también ha sido vertida por la oposición.
Aunque se presentó como un evento ciudadano apartidista, en realidad tuvo como objetivo respaldar a la candidata de la oposición, disfrazando el apoyo como si no fuera, ya que es algo que la legislación electoral prohíbe en el periodo de intercampañas. Llama la atención se hiciera hincapié en que no era un evento para respaldar a nadie, pero que hayan asistido los dirigentes nacionales del PAN y del PRD.
El discurso de los dos eventos también mostró contrastes. En la marcha, el orador principal fue Lorenzo Córdova, quien durante su gestión en el INE se posicionó como un opositor más al proyecto presidencial que como un árbitro electoral imparcial, y mencionó en su discurso que desde el poder se pretende destruir la democracia.
Por otro lado, en el evento de registro de Sheinbaum, tras finalizar el proceso, la candidata reiteró la continuidad del movimiento de la cuarta transformación y destacó el papel crucial de las mujeres en la construcción del futuro para las nuevas generaciones. Además, anunció que el primero de marzo presentará los puntos clave de su programa de gobierno, basado en las propuestas del presidente López Obrador.
Aunque no se olvidó de lo que sucedía en el Zócalo y criticó la hipocresía de los asistentes a la marcha por la democracia, señalando que ahora algunos dicen defender la democracia, pero que en el pasado permitieron fraudes electorales, la compra de votos y promovieron la discriminación y el clasismo contra los pueblos indígenas.
Al final, lo ocurrido en la marcha no trascenderá porque es una de tantas marchas que han convocado las mismas organizaciones en contra de López Obrador. Por el contrario, el registro de Claudia Sheinbaum será recordado un acto simbólico y profundamente significativo, rindiendo homenaje a todas las mujeres que han contribuido a la historia de nuestra nación y dejando un legado para las generaciones futuras.
POR ARTURO ÁVILA ANAYA
ANALISTA POLÍTICO, EXPERTO EN SEGURIDAD NACIONAL HARVARD
@ARTUROAVILA_MX
EEZ