POLÍTICA PARA A’MAR

El “pueblo” que la oposición necesita P.3

La construcción de un relato y una historia que le den sentido

OPINIÓN

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Marlene Mizrahi / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Los relatos tienen el poder de conectarnos con otros. Es a través de mitos, leyendas y demás formas narrativas que nos relacionamos con experiencias diversas, exploramos todo tipo de emociones y desarrollamos empatía. Así, las historias logran establecer un sentido de pertenencia a cierta comunidad.

Roland Barthes muestra cómo los relatos están presentes en todos los tiempos, en todas las sociedades y en todas las ideologías. Son las narraciones las que dan sentido las identidades.

Por lo tanto, la historicidad o construcción del discurso histórico son primordiales para forjar cualquier identidad, incluyendo la del “pueblo” de la oposición.

En este espacio se ha hablado sobre la necesidad que tiene “Fuerza por México” de construir una estrategia discursiva, que le permita competir en las próximas elecciones. Una que consiste en delimitar a su “pueblo”.

Se precisó que esta táctica implica vincular varias demandas sociales, mismo que requiere tres pasos. La semana pasada se detalló el primero de ellos: crear una frontera política. La segunda, esa que se explica hoy, es la necesidad de usar la historia a su favor.

Sobre esta fase, lo primordial es saber eso que se mencionó al inicio: la historicidad es lo que permite la creación de identidades políticas.

Así, forjarse como una identidad nueva y beneficiarse de la historia significa aceptar a la Cuarta Transformación como un cambio histórico mayor, pues al hacerlo se admite la modificación de la identidad de todas las fuerzas y grupos intervinientes, incluyendo los partidos que conforman “Fuerza por México”.

Tomar en cuenta también que las identidades políticas se constituyen en referencia a un sistema temporal, en el que la interpretación del pasado y la construcción del futuro deseado se conjugan para dar sentido a la acción presente. El pasado, entonces, está abierto a una reconstrucción en función de un presente y un porvenir.

La lectura de la facticidad histórica se usa para resaltar el éxito o fracaso de cómo se han hecho las cosas. El “pueblo” de la oposición, al ser una identidad nueva y antagónica al oficialismo, debe concentrarse en la deficiencia organizativa del país, así como en las fallas del orden impuesto tanto por López Obrador como en administraciones anteriores.

Solo así adquiere la facultad de proponer, ya sea el regreso a viejas prácticas satisfactorias o unas más alentadoras que las actuales.

Para hacerlo, debe tener una narrativa histórica coherente. Una capaz de respaldar sus ideales y críticas al gobierno en turno. Esto implica seleccionar cuidadosamente eventos, símbolos y figuras históricas que respalden su posición; como serían aquellos que han defendido y fortalecido el sistema democrático de México.

El “pueblo” necesita de una historicidad que le dé sentido, de un relato que conecte con sus residentes.

POR MARLENE MIZRAHI
COLABORADORA
TWITTER: @MARLENEMIZRAHI

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