En 2024, el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) enfrentará desarrollos significativos con la incorporación de seis nuevos miembros: Arabia Saudita, Irán, Etiopía, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Con ello, no solo amplía su influencia en términos económicos y demográficos, al representar casi un tercio del PIB mundial y una porción significativa de la población global, sino que también reafirma su posición como contrapoder frente a la hegemonía occidental encabezada por el G7.
La diversificación de sus miembros y la ampliación de su espectro geopolítico y económico sugieren un enorme potencial para BRICS como catalizador de un orden mundial más multipolar. Este cambio aumenta su influencia geopolítica y económica pero también presenta nuevos desafíos y oportunidades.
El ascenso del BRICS y su impacto en el escenario económico global ha despertado una serie de interrogantes sobre el futuro de la política y la economía mundial. En el año 2020, los países del BRICS superaron la participación en el Producto Interno Bruto (PIB) total del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), dejando atrás a los países del G7. Para el año 2023, esta diferencia se había ampliado aún más, con el BRICS ahora controlando el 32 por ciento del PIB mundial, en comparación con el 30 por ciento que ostentan los países del G7. ¿Qué implicaciones tiene este cambio en la distribución del poder económico para las dinámicas geopolíticas? ¿Presenciamos el surgimiento de un nuevo orden mundial?
Vladimir Putin, durante su reciente entrevista con el locutor republicano Tucker Carlson, habló del BRICS como un sol naciente. Mencionó que en 1992, el G7 representaba el 47% de la economía global, mientras que en ese mismo año, el BRICS apenas representaba el 16%. Esta comparación revela un declive en la influencia económica del G7 y un aumento significativo en la importancia del BRICS, lo que desafía el orden mundial unipolar establecido por las economías occidentales. ¿Cómo reaccionarán las potencias occidentales ante este cambio en el equilibrio de poder? ¿Buscarán mantener su dominio tradicional o estarán dispuestas a adaptarse a esta nueva realidad?
La participación del BRICS en el comercio mundial también está en aumento, lo que subraya el creciente papel del bloque y muy en especial China, el mayor exportador del mundo. Además, la inclusión de países como Arabia Saudita aumenta considerablemente la participación del bloque en la producción mundial de petróleo, con posibles repercusiones importantes en los mercados energéticos y las estrategias geopolíticas.
Además, los países del BRICS experimentan un crecimiento económico rápido, con proyecciones que sugieren aumentos sustanciales en su PIB para el año 2050. Esto igual apunta a un posible cambio en la balanza de poder.
El BRICS también se destaca por su gran población, especialmente con China e India. Con las nuevas adiciones, el BRICS incrementa su potencial como mercado de consumo y fuerza laboral.
Al parecer, este grupo de grandes potencias no occidentales y del sur global, socava el predominanoa occidental. A largo plazo, este eje todavía no institucionalizado, podría fomentar el progreso y la diversificación. Incluso podría ofrecer una alternativa al poder del dólar, que ha sido una herramienta de la política exterior estadounidense para ejercer su influencia a nivel mundial.